jueves, septiembre 30, 2004

PRIMERA SEMANA

Mañana hará una semana que llegué a Valinor. Una semana que estoy aquí sola. "Miedo en la soledad, miedo en la gente", que dijo Quevedo.

No, no tengo miedo, ni a la soledad ni a la gente. Tengo miedo a que la distancia me aleje del corazón de aquellos a quienes quiero. De que la distancia me haga inexistente en el día a día y, por tanto, prescindible sin duda alguna. Quizá es que soy perezosa y no quiero tener que esforzarme en recuperar el lugar perdido en el corazón de la gente.

Llevo muy mal pasar estas últimas horas del día sola. La cena no se hizo para tomarla a solas. Por eso, hay muchas noches que no ceno. Él está más ausente en las cenas que en ningún otro momento del día. Y mi corazón grita desesperado una caricia.

Zirbêth

PSSSST

Leo a Manjak que dice que pasó por una fase de dominio de la Razón en su blog, y que no quiere volver a ella. Pues, por favor, dime cómo salir sin perder aún más la orientación, porque yo me pierdo sin ella. Será que soy demasiado hija de Sueño y la Razón me sirve de ancla para no dispersarme como cenizas con un golpe de aíre. Y conste que no me refiero con Razón a la razón positivista, sino al pensar. A lo mejor es que las mayúsculas me confunden.

Zirbêth

DESORIENTACIÓN

Ando un poco desorientada, y la mejor prueba de ello es la conversación que tuve ayer con T. por el messenger. No debí dirigirme a él de ese modo, fue un ejemplo de comportamiento propio de la Drunna que fui y no de la Éowyn Zirbêth que soy. En fin, ya está hecho y poca solución tiene, pero no pasa nada. Tenía un día raro, nos pasa a todos.

Pero lo de escribir dos casi tres posts esta mañana y acabar borrándolos y dejando sólo una parte de uno, eso también es síntoma de desorientación. Así que, ala, me voy a tomar tres tazas de orden mental con una tila (no hay en Valinor, debí traerme, que fallo).

Perdónenme, pues, el desorden mental por un ratito. Redecorar alas norte tiene sus inconvenientes.

Zirbêth

MANIPULACIÓN

Todos sabemos que la manipulación de la información es el pan nuestro de cada día, por eso esto no nos soprende, pero a mi me asusta, porque como humana que soy, a los cambios que llegan poco a poco, con cuentagotas, me voy acostumbrando sin casi darme cuenta de ello. Se ajustan tan bien a mi propia tendencia a cambiar, que los asumo como parte de la vida normal. Imagino que, como el resto de la gente, sólo los cambios rápidos y bruscos me subleban de un modo más obvio.

Bueno, pues me niego. Me niego a acostumbrarme a que me manipulen porque sólo lo hagan un poquito cada día. Me niego a acostumbrarme a un entorno fascista porque este se vaya introduciendo como a cucharaditas.

A veces, leer los diferentes periódicos me asusta. Por eso no leo uno sólo, leo todos los que me da tiempo, y fuentes de información alternativas y sin ánimo de lucro, a ser posible.

Zirbêth

TAL DÍA COMO HOY

Tal día como hoy, hace dieciseis años, murió mi abuelo. Pese al tiempo transcurrido, sigo pensando en él practicamente cada día, porque fue una de las personas más buenas y honradas que he conocido. Y el mejor abuelo también. Le gustaba dormirse mientras yo le peinaba, afeitaba o incluso cortaba el pelo. Me defendía cuando alguien me regañaba demasiado (yo tendía a desmayarme, era muy sensible, cuando alguien me gritaba), me daba aceitunas rellenas de anchoa y sidra El Gaitero de las que guardaba en la despensa. Cuando pasaba temporadas con mis abuelos en la casa de Los Ogíjares, nos bajábamos al huerto a trabajar allí juntos y a comernos lo que cultivaba sentados en los escalones que le daban acceso. Vestía casi siempre con ropas marrones, pantalones de pana. Sentía una pesadumbre enorme cuando rememoraba que, en la Guerra Civíl, había disparado y matado, y creo que nunca se perdonó por ello. Me llamaba su nietecilla, aunque durante años fue mi padre, el único padre que de verdad he tenido y me ha querido. Le echo mucho, muchísimo de menos. Y no puedo evitar pensar que, de no haberse ido para siempre tras el último infarto, si hubiese vivido algunos años más, mi vida y la de mi madre, las relaciones de toda la familia, hubiesen sido muy diferentes. Nos hubiese protegido. Sueño con él muy amenudo y ahora que escribo, siento aún el calor del amor que siento por él, esté donde esté. Bueno, está en mi corazón.

El cuento "Un paseo por la playa" está inspirado en su recuerdo y su amor.

Zirbêth

miércoles, septiembre 29, 2004

QUÉ MAÑANA MÁS LARGA...

He estado traduciendo y leyendo del inglés, completando solicitudes de empleo y escribiendo. Resultado: casi no he hecho nada verdaderamente útil y tengo los pies helados. Me gustaría tener la oportunidad de hacer muchas cosas que, de momento, no puedo. Pero me voy a meter en la ducha para calentarme los pies. Luego, no sé, he medioquedado, pero no consigo localizar a la persona con la que he quedado, así que creo que me quedaré en casa y continuaré como hasta ahora, pero con los pies calientes. Llueve sin parar y nadie escribe en su blog, excepto Maguncia. Pero nadie contesta a mis mails. En fin, que me voy a la ducha, a ver si me entran en calor los pieses.

Zirbêth

CARTA DE UN AMIGO

Se llama Kurt Pitzer. Hacía mucho que no sabía nada de él, porque es periodista y no para de viajar por el mundo. Bueno, pues al parecer ha estado en Iraq durante la presente invasión y ha escrito un libro. Me ha enviado esta mañana un mensaje pidiéndome ayuda para que la gente sepa que está escrito y que lo van a publicar. Copio su carta a continuación (en inglés), para todos aquellos a quienes pueda interesarles.

Hello to all my good friends!

Please forgive me in advance; this is the first and last group email I will ever send (I know, never say, "ever").

In the name of shameless self-promotion, and at the urging of my
editors, I'm announcing the publication of The Bomb in My Garden: The Secrets of Saddam's Nuclear Mastermind, which I co-wrote with Dr. Mahdi Obeidi, the head nuke scientist I met in Baghdad and then helped escape from Iraq last year.

It should be in major bookstores throughout the U.S. as of yesterday, as well as available online, and I am told that the coming days of publicity and sales are the ones that count. For those of you so inclined, it will set you back only about twenty dollars US. Ask for it in your local bookstore! Write a review on amazon.com or barnesandnoble.com! Tell your friends, neighbors and strangers you meet on the street! For those of my dearest friends who are unable to purchase one because you are still on the dole, or in prison, I can get you a copy if you will send me your mailing address or the name of your parole officer, as long as you promise to promote it to the world in a disgustingly flattering way.

Apparently, these grass-roots efforts are effective, so any support will be rewarded sooner or later in the whisky bar of your choice!

To those of you who already know the story, thank you from deep down for helping in big and small ways to see me through a challenging year.
For those of you who don't, please forgive my lapse of contact. This project took up much of my free time since the invasion of Iraq, and I hope I will be able to reconnect with many of you in the weeks and months to come.

In the meantime, I hope you will find this book an eye-opening read -- a scary tale of a scientist's long ordeal that ends with a single redeeming act of courage... Well, there I go reviewing my own book already..

But I wouldn't send you this email if I didn't believe that this book is important. I would like to introduce you all to the character of Obeidi, the unwilling Dr. Strangelove of the Middle East... His blow-by-blow account should clear up most of the lingering questions about Iraq's WMDs... I have to admit that the story of how this nuclear scientist nearly armed Saddam Hussein with nuclear weapons, and then was forced to conceal himself and the keys to the program, is even still amazing to me, who had the privilege to give it a voice.

I hope to hear from y'all soon!

My very best,
Kurt


Saludos a todos mis buenos amigos:

Por favor, perdonadme por adelantado; este es el primer correo electrónico de grupo que jamás envío (lo sé, jamás digas “jamás”).
En nombre de una vergonzosa autopromoción, y ante la insistencia de mis editores, os anuncio la publicación de La bomba en mi jardín: Los secretos del Orebro nuclear de Saddam, que he co-escrito con el Dr. Mahdi Obeidi, el científico de cabezas nucleares al que conocí y después ayudé a escapar de Irak el año pasado.
Debería estar en la mayoría de las librerías de Estados Unidos desde ayer, así como disponible en la red, y me han dicho que los próximos días de publicidad y venta son los más importantes. Para aquellos de vosotros interesados, sólo os costará unos veinte dólares americanos. ¡Pregunta en tu librería local! ¡Escribe una reseña en amazom.com o en barnesandnoble.com!¡Díselo a tus amigos, a tus vecinos y a los extraños que te cruces por la calle! Para aquellos de mis amigos más queridos que no podáis comprarlo porque estáis aún en el paro, o en la cárcel, os puedo conseguir una copia en tanto en cuanto me enviéis una dirección de correo o el nombre de vuestro agente de libertad condicional, siempre y cuando me prometáis promoverlo por el mundo de un modo lo más desagradable y llamativo posible.
Al parecer, estos esfuerzos de raíz son efectivos, así que ¡toda ayuda será recompensada tarde o temprano en el bar de copas de vuestra elección!
Para aquellos que ya conocéis la historia, gracias desde lo más profundo de mi ser por ayudarme en menor o mayor medida a reconocerme a través de este año de cambios. Para los que no, por favor perdonadme por este tiempo sin noticias mías. Este proyecto me ha ocupado mucho de mi tiempo libre desde la invasión de Iraq, y espero poder ponerme en contacto con muchos de vosotros en las semanas y meses por venir.
Igualmente, espero que encontréis este libro como una lectura esclarecedora: la horrible historia de un científico que terminó con un único acto redentor de coraje… Vaya, ya estoy reseñando mi propio libro…
Pero no os habría enviado este correo electrónico si no creyese que este libro es importante. Me gustaría presentaros a todos a Obeidi, quien no estaba dispuesto a ser el Dr. Strangelove de Oriente Medio (el protagonista de la película cuyo título en español fue traducido como Teléfono rojo, volamos hacia Moscú)… Su narración de los hechos paso a paso debería aclarar la mayoría de las preguntas sin resolver acerca de las Armas de Destrucción Masiva de Irak… Tengo que admitir que la historia de cómo este científico nuclear casi prové a Saddam Hussein de armas nucleares, y cómo después fue forzado (o se vio forzado?, no estoy segura de la traducción más correcta) a ocultarse él mismo y con él las claves del programa, me sigue dejando alucinado a mí, que soy el afortunado que va a hacer pública su voz.

Espero tener pronto noticias de todos vosotros.
Mis mejores deseos,
Kurt.

(Lo he traducido lo mejor que sé; las críticas y correciones serán bienvenidas


Voy a ver si lo encuentro en Inglaterra y, cuando pueda, lo compraré. Toda la información que consigamos es poca. Acabo de recivir un mail suyo donde me dice que puedo publicar su carta y añade:

I would be honored to be part of your blog .. feel free to adapt any part of the message.Maybe to explain that this is the first time an insider from Saddam's regime has come forward to explain, in the most authoratative way possible, why there were no weapons of mass destruction in Iraq. He was the best person to know.


Es decir:
Me sentiría honrado de ser parte de tu blog... Siéntete libre para adaptar cualquier parte del mensaje. Tal vez para explicar que esta es la primera vez que un miembro del régimen de Saddam ha salido al paso para explicar, del modo más fidedigno posible, por qué no había armas de destrucción masiva en Irak. Era la persona que mejor lo sabía.


Dicho queda.

Zirbêth

martes, septiembre 28, 2004

REFLEXIÓN AMATORIA

Porque amo, no siento ningún compromiso, ninguna atadura, ninguna imposición. Disfruto de mi tiempo en solitario, afortunadamente ya he pasado aquel maladado tiempo en que estar lejos de él era sangrar y supurar tristeza. No, ya no sufro. Ya simplemente amo. Echo de menos, especialmente hablar al final del día, reconocer su olor en la almohada cuando estoy en duermevela. Alargar la mano y tocarle. Echo de menos ser parte de su día a día, aunque nunca sea su día a día, como a veces lo ha sido él para mí.

Y si algún día dejo de quererle, si algún día llego a amar a otro, no sentiré tampoco ninguna atadura ni compromiso, y me dejaré llevar por la vida como quien se mece en la corriente de las olas, dejándose arrastrar con ellas hasta su mismo destino. Pero, hoy por hoy, pese a la distancia, pese a los peses, no hay en mi corazón otro sentimiento que este. Porque miro alrededor y veo otras caras, otras bellezas, escucho otras voces, río con ellas. Me veo observada por otros ojos de tonalidad azul. Pero son sus ojos los que me raptan, su voz la que me hechiza y su olor el que me expande más allá de mí misma. Es su mente independiente, diferente, prodigiosa, la que me hace quererle.

Zirbêth

CONSTATACIÓN NO ASOMBROSA

Me siento a leer el periódico y alzo una ceja. No, no es de sorpresa, sino de preocupación. Cada vez que el PP hace alguna crítica a las acciones del nuevo Gobierno, en vez de hacerlo apelando a la razón, lo hace tratando de infundir miedo. Mensajes de advertencia de que vamos a salir de la lista de los países que "importan", sojuzgamiento de las propuestas como infantiles o inmaduras, inveterados intentos de ridiculización de las mismas. Pero rara vez veo una crítica basada en argumentos. Leía el otro día que no recuerdo qué político, en unas jornadas o conferencias de las juventudes del PP, instaba a los asistentes a estar atentos a las mentiras que el PSOE decía: me parece bien, hay que estar ojo a vizor, porque lo de confiar en las buenas intenciones de campaña suele ser mala idea. Espero que, si les pillan en alguna, lo hagan saber, pero que lo demuestren, que esto no es una verdulería donde cada uno grita lo que le parece. Pero vamos, lo de tratar de meter miedo en el cuerpo de la gente es exactamente el método que utilizan (aunque mucho más salvagemente) Bush y sus secuaces para mantener la lógica militarista. Ya me parece bastante malo lo de que cada vez haya más (mal llamados) restaurantes de comida rápida, así que no, por favor, no quiero que España se americanice aún más. La escalada de violencia no es uno de mis intereses.

De todos modos, supongo que lo que ninguno deberíamos olvidar es que el voto que usamos para elegir a nuestros representantes no es una especie de salvoconducto para que los elegidos hagan lo que les de la gana, pero que evitar que eso llegue a ocurrir significa esforzarnos por no caer en la tentación de dejarles a ellos todo el trabajo. Es decir, que hay que responsabilizarse de la política siendo ciudadanos activos en la misma. Y qué menos que tratar de estar lo mejor informados posible, buscando esa información no sólo en la tele a la hora de la cena o en el periódico gratuíto que te dan en el metro o en el cercanías. Hay que tratar de buscar fuentes de información alternativas, aunque sin abandonar las habituales.

Hace poco, un señor en un tren me decía que estaba muy preocupado porque, desde que los socialistas habían salido elegidos, el paro había aumentado mucho, la economía empeorado y también el precio de la vivienda. Le pregunté que qué periódico leía, y me dijo que La Razón desde hacía muchos años. Me sonreí para dentro, pero a él le dije que leyera las noticias en más periódicos, que cuantos más, mejor. Le dije que cada publicación y medio de información tiene sus dueños, quienes pagan las facturas y los sueldos, y que estos tienen sus intereses y barren para dentro. Hay que partir de la base de que contarán las noticias del modo que más les convenga, en plan piensa mal y acertarás. Me miró muy serio, sopesando lo que le estaba diciendo. No sé si haría algo al respecto.

Votar no es más que el principio. Pero que gane nuestro preferido no significa que todo esté solucionado y ya podamos volver a lo nuestro mientras el susodicho lo hace todo por nosotros. De eso nada. No hay soluciones milagrosas. Hay que seguir al pie del cañón, hay que implicarse cada día. Nada de sentarse en el sofá a esperar que nos lo sirvan todo en bandeja. Nadie va a defender tus intereses mejor que tu, y la política es el campo de batalla de los intereses personales y comunitarios.

No puedo evitar acordarme de aquello que siempre decía Lobezno: "Si quieres un trabajo bien hecho, hazlo tu mismo".

Zirbêth

EL VEREDICTO DEL JURADO

Llevan horas deliberando, se les oye enfrentados y gritando pese al espesor de las paredez de la sala. No consiguen ponerse de acuerdo y ninguno parece querer dar su brazo a torcer. Aunque todos coinciden en que estoy morena y rubia, unos mantienen que estoy más delgada, mientras que otros aseguran que he engordado. Yo, mientras quepa en la ropa, feliz. Patear buscando curro me hará perder el sobrepeso, ya veréis.

Zirbêth

lunes, septiembre 27, 2004

LO QUE SON LAS COSAS

Leía esta mañana en el autobús el primero de los textos complementarios del libro de Savater (sí, sí, ese del que no paro de sacar citas interminables), que trata sobre cómo hacer filosofía. O filosofar. O hacer el filósofo, no sé, lo que ustedes prefieran. El caso es que decía que, lo primero, era leer. Leer de verdad, no en plan a ver si lo termino y puedo pasar a otro, ni tampoco leer para constatar o refutar a X persona buscando una Verdad que aplastase su opinión y se impusiese como única y original (de origen de, no de innovación). Hay que leer empapándonos, tomándonos nuestro tiempo, subjetivamente desde ese libro y desde los que antes leímos. Y yo me dije, ea, Zirbêth, no pasa nada porque empezases el libro hace dos meses y vayas más lenta que el caballo del malo; lo estás leyendo bien (por una vez, que ya me vale, la de libros que me he leído sólo para cumplir...).

Sigo leyendo y el muy ... me vuelve a dejar a cuadros. Una cosa que siempre me ha preocupado (o al menos, desde que recuerdo) es mi mala memoria. Puedo leer y leer y aunque me quede con las ideas generales, casi siempre acabo olvidando, no ya el autor o el título, sino mucho de lo leído. Joroba, es muy frustrante, sobre todo cuando estás frente a un papel en blanco donde te piden que escribas todo eso que te leíste. Bueno, pues resulta que no me tengo que preocupar tanto. Que lo de que lea, interiorice y olvide es exactamente lo que hay que hacer. Porque, de lo contrario, no estaría creando nada, me limitaría a copiar, más o menos minuciosamente, lo que otro pensó y escribió antes que yo. Y, dado que desgraciadamente, salvo unos pocos, la mayoría se dedica precisamente a eso, a memorizar, a repetir, a ser objetivamente plagiantes, como si sólo hubiera una manera de sentir o pensar los sucesos de la vida, como si tratásemos de uniformar los pensamientos y alisar los escollos del librepensamiento para que todos fuesemos iguales precisamente en aquello que no debemos serlo si pretendemos ser seres humanos... Bueno, pues nada, todos empeñados en repetir hasta la saciedad sin aportar nada nuevo. Como si la vida fuese una tabla de multiplicar más de cuya exactitud dependiese nuestra existencia.

Pues no, señores, hoy he descubierto que mi olvidadiza mente está haciendo lo correcto. Leer, interiorizar, olvidar, crear. Olvidar para crear, que curioso. Porque sólo aquello que escribimos después de deglutir lo que otros nos dejaron nos libera y hace posible que creemos algo nuevo. Nuevo no por innovador, no por original, sino porque las palabras con que expresamos ese algo nuevo (o imágenes, trazos a pincel, ángulos rotos con cincel...) salen de nosotros y llevan algo que es sólo nuestro. Nuestro granito de arena a la playa de la imaginación, del avance hacia lo desconocido pero ansiado.

Sí. Yo leo y olvido. Y escribo sin demasiado pensar en lo que estoy escribiendo, es decir, sin buscar la innovación y la originalidad que tanto vende pero poco me interesa salvo cuando es genuína: simplemente, me siento y escribo, y aunque posiblemente quien me lea a mí llegue a la coclusión de que mi historia se parece mucho a una que leyó una vez en vaya usted a saber dónde, mi historia será mía. Nadie las habrá escrito exactamente igual antes, nadie le habrá dado mi toque, porque sólo yo puedo dárselo.

Puede que les parezca que digo obviedades. Puede que piensen que estoy repitiendo lo que he leído. Pero no, lo leído ya lo digerí, ya casi lo olvidé, ya lo hice mío y, por tanto, lo cambié.

Me gusta mucho este libro porque, como ya me pasase antes, aunque sin perder la capacidad de asombrarme, esta persona ha expresado de maravilla un montón de ideas que tenía ya bullendo en mi cabeza hace tiempo, pero que mi capacidad expresiva no alcanzaba a dar tan bella forma. Gusta ver que uno no está sólo en el mundo y que hay quien tiene la capacidad de declarar de viva voz aquello que nos inquieta y que tanta gente da en adjetivar de imposible.

Ya estáis tardando en leerlo. Yo me voy a ir a la piltra a ver si leo un ratillo, que estoy agotada. Odio no tener lamparilla de noche...

Zirbêth, revolucionada.

ANHELO PROFUNDAMENTE...

¡...que me toque la lotería! Yo nací para nadar en dinero, cual Tío Gilito, no para estar dando tumbos y rascando las pesetas por los rincones del monedero. En fin, algún día debería comprar cupones.

Zirbêth, lo que es un poquito, si tu quieres, agobiada con temas de dinero.

CONSTANCIA

En séptimo de E.G.B., con doce años, mi profesor de matemáticas, en la segunda evaluación, me puso un suficiente con una N entre paréntesis, tal que así S(N), aunque la N más pequeñita, como un superíndice. Yo miraba esa nota en mi boletín y no entendía nada, pues por aquellos tiempos yo siempre sacaba buenas notas en los exámenes. Al volver de las vacaciones de Semana Santa, me dirigí a él con el interrogante pintado en la cara.

"Tu nota es un Notable, pero te lo he dejado en Suficiente porque eres muy inconstante."

"¡Cielos!", me dije, y desde entonces me comporté de manera inconstante en muchísimos aspectos de mi vida. No creo que yo hubiese sido inconstante hasta ese momento, más bien al contrario, pues me recuerdo estudiando como casi no he vuelto a hacerlo, frustrándome por las malas notas, asistiendo sin pausa a Judo, etc.

Simplemente, le creí y, de algún modo, me metí de lleno en el papel de inconstante que aquel buen hombre me asignó. Le recuerdo como uno de los mejores profes de mates (junto con dos del instituto), pero maldita la hora en que me dijo aquello. Creo que es un buen ejemplo de lo pernicioso que puede ser el castigo (aún siendo tan sutil) como medida educativa.

El pasarme más de ocho años de mi vida enamorada de la misma persona (hace mucho, mucho tiempo, en una galaxia muy lejana), me sirvió para desestigmatizarme de aquel mal augurio que yo convertí en un ejemplo más de profecía autocumplida.

Zirbêth

domingo, septiembre 26, 2004

REDECORANDO EL ALA NORTE

He montado la mesa que encontré en la calle y que Bruka tuvo en su cuarto mientras vivía en Valinor. Ya está llena de papelajos y trastos. Aún no he tenido tiempo de ordenarlos o, mejor dicho, de decidir que hago con ellos. Entre los papeles está mi QTS, el papelito del gobierno británico que dice que ya puedo trabajar aquí se "seño". Curiosamente, me permiten dar clase en primaria y secundaria, así como formación a adultos. Eso sí, tengo que pagar 30£ para mantener ese estatus. Ya decía yo que había sido demasiado simple. En fin, cuando tenga pasta.

He cambiado de sitio muchos de los libros, y una buena parte de ellos está preparada para llevarlos a España, metidos en una mochililla y en una maletita que me he traído expresamente para eso. Al llegar al aeropuerto descubrí la buena noticia de que en la bolsa de mano, el peso no está limitado. Así que, nada, a llevar libros de "estrangis".

También, he metido en una maleta rota pero grande el edredón de Bruka, camisas y un par de abrigos, de manera que aunque haya que arrastrarla no pesa demasiado y servirá como transporte a cosas ligeras. Pensaba haber metido sus patines, pero he decidido que, dado que están aquí abandonados y se sienten solos, tal vez los use algún día. No sé patinar, así que deseadme suerte.

Limpié el baño, pero aún tengo que enfrentarme a la cocina. No me queda lejía y mi casero ha vuelto a tener turno de noche. No podré seguir con la limpieza por hoy, me temo. La cocina necesita aspirador, y el de casa suena como los motores del avión en que vine.

Me voy a la ducha. Mi pelo necesita un "lavao" urgente. Que inglés es todo.

Zirbêth

DEBERÍA

Debería estar leyendo o escribiendo alguna de las cosas que tengo pendientes. O, por lo menos, irme a la ducha, que de aquí a un rato tendré que salir disparada, pero no. Estoy aquí sentada, frente a la hoja en blanco, sin teclear, silenciosa, ociosa. Sé que no necesito más que ponerme a pulsar y algo saldrá de mi cerebro. Debería seguir con aquel cuento que empecé aquí, ya sé como continuar. O escribir mi cuento promesa pendiente. Pero no. Me siento aquí, y miro la hoja en blanco de la pantalla.

Hoy estoy llena de amor y rodeada de soledad. Hace mucho frío en el baño y me da pereza tratar de ducharme.

Zirbêth

sábado, septiembre 25, 2004

VIOLENCIA POLÍTICA

"No tolerará [el Estado], pues, que la dosis de violencia baje demasiado en la sociedad que administra, ya que en tal caso la coartada que le justifica y el instrumento amenazador de que se sirve para reforzar su administración se verían en peligro. El Estado vende seguridad : para que tal oferta sea apetecible, la presencia de la inseguridad y su irrupción esporádica en el primer plano de la vida pública no debe nunca abolirse del todo; para que su oferta sea creible, la inseguridad no debe crecer tanto y de modo tan indiscriminado que la población llegue a añorar el caos puro y simple. El enemigo exterior es la solución más clásica y la que ha dado mejores resultados, pero últimamente es un poco difícil de garantizar: la política de detente y el relajamiento de la guerra fría habían acabado por anestesiar a los ciudadanos respecto a los peligros inminentes de la violencia, hasta el punto de hacerlos peligrosamente emprendedores en lo tocante a reivindicaciones democráticas (esto es, antiautoritarias y antiestatales), tal como pudo comprobarse en la efervescencia de los años sesenta, que culminaron con el estallido de Mayo del 68. Era hora de que rebrotase de nuevo la lógica militar, primero con la "invención" del terrorismo (lanzado al mercado por los servicios secretos italianos el año 69, con el atentado de piazza Fontana), luego con su extensión y mantenimiento, más tarde con el rebrote actual de la guerra fría. La lógica militar tiene de nuevo su vida asegurada. ¿Cuáles son las características de esta lógica? Maniqueísmo, simplificación extrema de posturas, ausencia de término medio entre adhesión fervorosa y complicidad, jerarquización autoritaria, situación permanente excepcional que muestra poca delicadeza por los derechos individuales o con las consideraciones éticas suprapartidistas, información restringida o deformada, acumulación ilimitada de armamento e invención progresiva de nuevas técnicas de destrucción, doctrina del "ojo por ojo", escalada permanente de las acciones de "castigo", supeditación de los representantes civiles a los especialistas bélicos, insensibilización progresiva ante ante la brutalidad y la muerte, encomio de los "valores superiores" que justifican tales violencias ("honor", "patria", "revolución", etc)... El terrorismo ha venido a brindar a ciertos Estados el enemigo interior que necesitaban para el desarrollo y consolidación de su lógica militar. No cabe pensar en todos los casos en infiltraciones o manipulaciones por parte de los propios servicios de seguridad del Estado (en muchas ocasiones son evidentes), sino en una adhesión espontánea de los terroristas a la lógica militar, que se revela en su gusto por denominaciones como "ejército", "comando", etc... Ellos también han llegado a la conclusión de que la lucha armada es "necesaria", cosa que el Estado sabe desde hace muchísimo..."

(Fernando Savater, La tarea del héroe, capítulo decimotercero, La violencia política: represión, reformismo, revolución, pags 298-299, Ediciones Destino S.A., 2004.)

No hace falta esforzarse mucho para identificar, uno a uno, los síntomas de la enfermedad totalitaria que nos amenaza desde Estados Unidos y que el ex-Gobierno de Aznar, con él a la cabeza, estaban tratando de contagiarnos. Para quienes las palabras "honor", "democracia", "paz", "libertad", etc., son algo más que secuencias de letras a utilizar como eslóganes, el uso que de ellas hace Bush debería provocarnos arcadas y un sudor frío. Si gana las elecciones, ¿quién va a poder disfrutar de su significado? ¿Reaccionarán sus ciudadanos? ¿Por qué, al mirar al horizonte del tiempo, no puedo dejar de ver la oscuridad de la guerra que se nos acerca?

Zirbêth

DISOLUCIÓN

A veces siento que me diluyo en mis emociones y sentimientos. Son momentos en los que ellos son tan intensos, que yo casi desaparezco disuelta en ellos. Así, en vez de ser un ser con emociones, soy emociones que contienen, en alguna medida, algo de ser. Supongo que, para volver a condensarme en mi ser de diario, lloro profusamente. Así, vuelvo a ser sólida y ser y mis emociones vuelven a ser sólo parte de mí.

Zirbêth

¡ARGH!

Lo acabé. Anoche, leí las últimas páginas, aunque casi lo había terminado en el avión, pero me venció el sueño. El lunes, me lo voy a llevar y voy a ver si lo cambio por cualquier otra cosa, libro a ser posible o, si nadie me lo quiere cambiar, lo donaré. Lo he leído entero porque pagué por él, pero es posiblemente el peor libro que he leído en mi vida.

Me hizo picar el nombre. Me enfadaría, pero ese día compré también intuitivamente el de La tarea del heroe, así que, bueno, debe ser algo de justicia divina (por lo difícil de entender, vamos) el que la misma intuición me llevara a este bodrio.

El Calvo me diría que, al menos, el tipo se sentó y escribió unas seiscientas páginas y que hay mucha gente que no es capaz de hacer eso. Yo añadiría que, además, tuvo la paciencia de releer lo que había escrito para buscar, casi uno a uno, sinónimos de las palabras escritas para cambiarlas por aquellos que más pedantes podían sonar. Tamaño esfuerzo es, sin duda, encomiable.

Pero, la verdad, la historia que cuenta, aún con descripciones, no daba para más de ciento cincuenta páginas, y eso siendo generosa. La composición de los personajes los hacía inverosímiles o, al menos, tontos del haba (que diría cierta amiga mía), contradictorios al tratar de presentarlos como inteligentes y perspicaces para, poco después, mostrarnoslos haciendo o diciendo unas absurdeces que me dejaban alucinada. Y de las escenas de amor, mejor no hablar. Me ponían enferma.

Me he sentido tentada a llevarlo a alguna reunión, leer un poco y, a las caras de "¿pero esa basura que es?" más que probable de mis amigos, decirles, toda circunspecta: "os lo he leído como ejemplo de lo que nunca hay que hacer".

Mira, lo siento mucho, autor, pero aunque se nota que has leído y te has documentado y has hecho un gran esfuerzo, la verdad, el resultado no merecía el esfuerzo. Puedes decirme que he argumentado fatal esta crítica, y tendrías razón, pero eso no haría que el libro mejorase un ápice. El vocabulario es pedante, los personajes absurdos y planos, la historia simplona y sosa. Sin embargo, no dudo que habrá quien piense que está bien. Yo, me quedo con Yo, Claudio, Memorias de Adriano, La vieja sirena, El muchacho persa, Peón de rey, etc., etc., etc.

Zirbêth

Pd/Me refería, por supuesto, a Tartessos... y esto es sólo mi opinión.

SORPRESAS

Bueno, ya estoy de vuelta en Valinor. Apenas si me siento aterrizada, aunque hace ya más de doce horas que llegué. Mi dormitorio es un caos. Mi casero, tal y como prometió, ha construído una cocina en el dormitorio pequeño, lo cual es genial, pero todo lo que yo guardaba en esa habitación (un rail percha, una guitarra vieja, cajas con cosas del Calvo, etc.) están metidas en mi cuarto. Y la bici también, y mi casero está durmiendo porque ha tenido turno de noche (es médico de ambulancias), así que no quiero ponerme a trastear y limpiar y ordenar. Para colmo, en un alarde de habilidad, se me ha caído la tostadora y ahora la moqueta es de diminutos lunares pardos sobre fondo azul. No podré limpiar hasta que mi casero se despierte.

Teníaa muchísimo correo, más de treinta cartas, y tan solo dos de noticias agradables. Las demás, como siempre, tipo pague, pague, pague. Pero, maravilla de las maravillas, pese a que no funciona la línea de teléfono para emitir, cuando he hecho amago de llamar una amable voz femenina me ha dicho que hay un problema con la línea y no es culpa mía, que les disculpe y bla bla bla. Y además, sorpresa sorpresiva, me funciona internet. Creo que, desde que lo tengo, he pagado una vez la cuota. Durante los primeros dos meses, jamás me cobraron nada. Luego, poco antes de irme, me cobraron, y ya está. Sigo teniendo línea y sin pagar. Tal vez no sea nada de lo que deba sorprenderme, sino más bien algo a lo que debería haberme acostumbrado: fijo que no les entendí y resulta que es cada tres meses o que pagas sólo cuando has consumido el número de megas de información que te puedes bajar. En cualquier caso, bienvenido sea el no pagar. ¡Tengo conexión a Internet! Sólo eso hace que ya no me sienta tan sola.

La otra sorpresa ha sido hace breves minutos. Ángela, la prima del Calvo, me ha llamado para invitarme a una comida mañana en su casa. Me ha hecho mucha ilusión. Me ha dicho que me ha estado llamando desde mi supuesta vuelta a finales de Agosto para que fuera a verles. Es genial, una comida familiar, con nenita de dos añitos incluída. ¿O eran tres?

Sorprendente fue la alegría que sentí al ver el paisaje inglés al ir aterrizando, las casitas individuales rodeadas de verde, los bosques dispersos aquí y allá. Me pareció terriblemente hermoso. ¿Qué va a ser de mí? Una parte de mí siempre va a soñar con vivir en una casita solitaria rodeada de verde, con un bosquecillo a apenas unos metros. Bueno, no me queda más remedio que concederle una hoja limpia y fresca de mi corazón de alcachofa a esta isla en la que he sido tan feliz y tan infeliz. Pero sobre todo, muy feliz con él.

Me fui casi sin llorar, con una sonrisa extraña y murmurando "sólo un mes" como si se tratara de un mantra. Unas lágrimas se me escaparon, breves y furtivas, pero fue entrar y embarcar y el viaje fue muy bien. Llegar, sentarme, ver el caos y la suciedad (dioses, vaya mano de limpiar me voy a tener que dar, el baño da miedo), la nueva cocina, y nadie en la casa, fría y silenciosa. Al hablar con Bruka mi valor se vino abajo. Las lágrimas corrieron libres y a raudales. No quiero estar aquí sola.

Pero esta mañana, gris y lluviosa como debe ser, me siento bien. Puedo escribir en mi blog, puedo recibir llamadas, oigo a James bajo mi suelo y mi casero está en casa. Brenda aún no ha venido, se va el lunes a Perú, parece ser. Sandra está de viaje, en Italia, así que ella también tendrá buen color cuando la vea. Raquel va a venir a verme, tal vez, en una semana. Ya tengo mi número de profesor cualificado y puedo ejercer de maestra, hay un anuncio interesante en el periódico. La vida sigue. Echo de menos a demasiada gente, el sol, poder mirarme en su azul inmensidad. Pero estoy bien. Todo va a ir bien.

Es mi aventura en solitario.

Zirbêth

viernes, septiembre 24, 2004

AVENTURA EN SOLITARIO

Me invade una sensación de vértigo que no sé si calificar de buena o mala. Vuelvo a Valinor en unas horas, esta noche dormiré sola y me esperan varios meses de soledad allí, si entendemos por soledad la ausencia de mi Calvo y mis amigos numenoreanos, mi familia y el sol que cual disco dorado ha mutado el tono de mi piel de blanco a broncineo.

Trabajar, estudiar, escribir. Los primeros días estaré sin internet ni teléfono, por lo que no podré escribir aquí ni contestar mails. Espero poder volver a ambos lo antes posible. Buscar trabajo será mi primera misión y, luego, escribir, escribir, escribir. Y a ver si estudio inglés todos los días un rato.

Cuando era scout, algunos de los mayores se iban de vez en cuando de Aventura en Solitario. Se iban sólo al monte con una libreta a meditar y escribir en ella todo lo que se les pasase por la cabeza. Decían pasar la noche insomnes por los múltiples sonidos del bosque, por la sensación de lejanía, por la ausencia de voces o respiraciones humanas. Algunos, admitían haber pasado miedo. Pero todos aseguraban que era una aventura con mayúsculas.

Yo voy a vivir mi aventura en solitario. Va a ser duro y añoraré voces y, sobre todo, su respiración junto a mí, pero va a ser enriquecedor y, aunque parte de ese vértigo es miedo, la otra es una indudable excitación.

Deseadme suerte.

Zirbêth, empacando.

¿COINCIDENCIA?

A veces me asombra mucho cómo cierta persona y yo coincidimos en pensamientos incluso en el día en que estos tienen lugar. Ayer, Vesania escribía sobre la indecencia y la hipocresía en EEUU por la sobada noticia de la teta de una cantante, mientras que mostrar imágenes de decapitaciones y masacres, o aún peor, asesinar a más de 10.000 civiles en Iraq y hacerlo pasar por un acto de liberación, eso, no les parece indecente.

Pues, sí, Vesania, ayer íbamos en un tren de cercanías cuando mi primo se encontró un diario gratuíto donde comentaban por enésima vez lo de la famosa teta, y nuestros comentarios fueron exactamente los descritos en tu post. ¿Ibas sentada tras nosotros y con la antena puesta? No, ya sé que no. Por eso, a veces no puedo si no alzar las cejas y dejar que el asombro, y cierta felicidad, me embarguen.

Zirbêth

miércoles, septiembre 22, 2004

EL AMOR

Hoy me he dado un paseo por otro blog, un blog que no cesa de hablar de amor. Pero un amor que supura dolor o, al menos, esa es la sensación que he tenido. Lo cual parecía en buena parte dotar a ese amor de una calidad de amor más auténtico. Como si amor y dolor no pudiesen ir separados, fuesen parte él uno del otro sin posibilidad de disociación. Me gusta mucho como escribe, es muy poética. Pero no quiero ese tipo de amor para mí. Ya lo he vivido, he buceado en él y casi me ahogo. Un amor que, aunque me inspiraba, me anulaba. No quiero unir amor y dolor, aunque sé que es inevitable. No se puede separar del dolor ninguna de las facetas de la vida. Pero prefiero no regodearme en él.

Y hubo algo que leí de esta escritora que, primero, me llegó al alma y, luego, mi alma lo rechazó.
El amor de Romeo y Julieta era "el amor" porque nadie más sabía.
Cuando el amor se hace público se convierte en la carga. Pesa y tiene "compromisos", y deja de ser sentimiento para convertirse en razón.
El amor debe ser íntimo, secreto, privado.


Hay que estar ciego para no ver el amor, porque ilumina los rostros de los amantes y les da una belleza que ninguún maquillaje, gimnasio ni máscara veneciana pueden dar. El amor se delata en el rostro de las personas. Sólo si en tu caminar jamás levantas la vista del suelo, no veras ese amor del que no participas. Pero existe, está ahí. Así mismo, cuando amas, aunque quienes te rodean lo puedan ver en el brillo de tus ojos o mejillas, siempre hay algo que el resto no puede ver, la profundidad del amor, podríamos llamarla.

Por eso no hay manera de aconsejar sobre amor a otros, más allá de generalidades y tópicos. Es imposible saber lo que hay en un amor, por muy público que sea. Y no puedo estar tampoco de acuerdo con lo de que se convierte en una carga y en compromiso. La única carga es esconderlo por miedo a que el hacerlo público lo convierta en otra cosa.

Los compromisos no están más que en nuestro corazón, en nuestros sueños, y sólo son para nosotros mismos. No creo que un amor sea más comprometido porque quienes nos rodeen sepan de él.

Algunas personas me han mirado mal y han hablado mal de mí, porque en algún momento de mi vida he dado fin a una relación afectiva de esas que, socialmente, uno no "puede" finalizar. ¿Finjo un amor que no siento, un vínculo afectivo que no siento? ¿Haría ese amor cierto el hecho de que socialmente se te impusiera?

No. Y, por contra, el que el amor entre dos tenga su cara inevitablemente pública, no lo hace menos verdadero. El único compromiso está en ese amor mientras existe. Cuando ya no hay amor, mira, lo siento, pero que le den viento al público espectador. Ya encontrará otra cosa en que fijar su atención.

Amo por dentro y por fuera, a veces como si no hubiera nadie delante y a veces con tentaciones de saludar al público con una reverencia. Me da igual quien haya delante. No puedo ocultarlo, ni quiero. Se me escapa el corazón.

En fin, resulto caótica escribiendo. Os dejo tranquilos.

Zirbêth

martes, septiembre 14, 2004

CITAS Y MÁS CITAS

¿Qué trato de hacer cuando cito lo escrito por otro aquí? En casos como el de Tolkien o Eduardo Mendoza, está claro: mostrar algo hermoso o divertido, o ambas cosas a la vez. Pero en otros momentos, cuando cito a Fernando Savater, ¿qué pretendo hacer? Bueno, podría decirse que trato de hacer llegar a quienes leen este blog palabras que me han fascinado por algún motivo, como con cualquier otro escritor. Pero, la verdad, le cito y doy la brasa con que le leáis, porque leerle así, a trocitos, lo descontextualiza. Le quita comprensibilidad a lo que trato de mostraros. Le quita fuerza y valor.

Cuando él cita a alguien, al comienzo de cada capítulo, luego lo que te va desgranando a lo largo de las páginas del mismo hacen que esas palabras de otro allí citadas cobren su verdadero sentido y valor. Entonces, se vuelven poderosas.

Pero yo cito sin dar explicaciones. Eso está muy feo, aunque admito que es porque estoy en proceso de digestión de esa y otras tantas lecturas a medias. Mi cerebro no da para más, está deslumbrado por esas palabras de otros.

Y está muy feo, como decía, porque al descontextualizadas esas palabras se pueden malinterpretar y utilizar como eslóganes para convencer a quien sea de algo que no entiende pero le suena bien, por poner un ejemplo. Como esa lista de frases célebres de cine que hace poco me mandó una amiga y que, de verdad, algunas (no todas, claro)me parecieron sólo un modo más de enquistar en la mente del lector, en la sociedad, una serie de costumbres, modos de actuar y sentir, que no me gustan nada, que me parecen absolutamente instrumentalizantes y de colaborar a ese no pensar generalizado, a ese aplauso desde la butaca de la vida en que, por no molestarnos, por vagancia supina, nos conformamos con ocupar por siempre, sin osar siquiera pensar en la posibilidad de que, a lo mejor, eso que oímos no es ni remotamente una buena idea.

Me estoy desviando del tema. Sólo quería decir que, cuando cito a Savater, o a quien sea, trato de despertar la curiosidad, no de que alguien lo lea y diga "ah, sí, eso está bien, me lo quedo" y no pase de ahí. Quiero pensar que no soy conformista, al menos no en todo y que, aunque no luche en todo momento y a veces me siente sólo a comtemplar lo que otros hacen, yo hago cosas, mejor o peor, pero trato de ser creativa. Trato de pensar, de no cerrar mi mente y apoltronarme en lo ya establecido. Trato de aprender. Lo cual no significa que cambie de opinión como de ropa interior o gire como una veleta. Estoy tratando de encontrar un equilibrio.

Cuando cito, por tanto, sólo trato de comunicar a los demás un descubrimiento que me ha emocionado. Muchas veces, me diréis que ya lo habíais descubierto hace tiempo. Otras, que el tema no os atrae o que sí, pero lo colocáis a la cola, porque tenéis una montaña de libros con las que veros.

El caso es que, a mí, lo que me gustaría es colgar el libro entero aquí para que lo leyérais todos o, si mi economía me lo permitiese, regalarle una copia a cada persona que se me vaya ocurriendo. Bueno, no es muy caro, me costó menos de 9 euros. En fin, os dejo en paz (un ratito, vayáis a pensar...)

Zirbêth

CITA

Llamamos revolución a la abolición de la separación instituída entre gobernantes y gobernados; a la autogestión radical y paritaria de la sociedad por todos sus miembros; a la desaparición de toda delegación permanente de las fuerzas propias individuales; a la organización desde abajo de la comunidad (prefiriendo la horizontalización del poder a su verticalización) en federaciones de asambleas de creadores, con cargos permanentemente revocables y supresión de las disparidades en las retribuciones.


(Fernando Savater, La tarea del héroe, Ediciones Destino S.A., 2004)

GROSERO EN EL SUPERMERCADO

Íbamos los tres tranquilamente por el atestado pasillo del supermercado, cuando un tipo decidió adelantarme por el proceso de hacer como si yo no existiera, empujándome e incrustándome el casco de moto que llevaba en el codo (en la cabeza, llevaba una gorra blanca). Le dije, al terminar de empujarme y pasar "No te disculpes, que es malo". Me dio la callada por respuesta.

Mi primo, aunque no tan estentoreamente como puede llegar a hacerlo, se quejó, primero entre nosotros, luego a la guardia de seguridad (una en esa planta, no sé si habría algún otro en la planta de arriba), que por toda respuesta dijo algo así como que de esos hay muchos. Yo, tranquila (apoyardada, diría, pero suena muy grosero, ¿verdad?), le dije a mi primo que no importaba. Pero, apenas había dicho esas palabras, una sonrisilla se me escapó y le dije, "¿O sí?".

Aceleré. El tipo iba por la línea interior de caja, así que pude verle la cara y quedarme con su vestimenta. Entré, sin correr, pero bastante rápida, y le seguí. Le perdí cuando torció por el último pasillo. En fin, no le perdí, más bien se me ubicó. Era el pasillo de las bebidas. Entré en él con decisión. No sé si me vio, pero volvió a salir a todo correr. Seguí sonriendo y caminando detrás de él hasta que, por fin, se detuvo.

Me situé detrás de él, le di un golpecito con el dedo en el hombro y esperé a que se volviera. Con mi mejor sonrisa y, ante su mirada no del todo sorprendida, le dije:

- Sé que esto te va a parecer raro, pero -le di un empujoncito- es lo mismo que tu me has hecho, salvo que tu con la ayuda del casco. ¿Crees que deberías disculparte?

No, no se disculpó o, al menos, decir con cara de mala ostia "tenía prisa" a mí no me pareció una disculpa. Pero estoy convencida de que no se va a olvidar fácilmente de ese día.

Zirbêth

AYER

Ayer fue mi primer día después de la piscina. Lo empecé con placidez, leyendo. Pero fue un día desastroso. Me quedé hecha una baba y ni siquiera escribir aquí me llamaba. Llevaba días quejándome de que no tenía tiempo para escribir y, ala, cuando tengo todo un día, ¿qué hago? Deprimirme, pensar en negativo, hacer de mis objetivos problemas y de esos problemas montañas inalcanzables. Hay que ser idiota.

Zirbêth, tratando de desidiotizarse.

jueves, septiembre 09, 2004

CITA

Héroe es quien logra ejemplificar con su acción la virtud como fuerza y excelencia. En esta definición la mayoría de los términos no pueden ser conceptualizados rigurosamente, sólo pueden ser descritos de modo narrativo, por medio de cuentos o mitos alusivos; guardarán hasta el final su esencial ambigüedad, y es preciso que así ocurra, si no queremos pecar a la vez contra la honradez científica y poética. en el terreno de la ética, todo aquello que no es ambiguo -todo aquello cuya lectura pretende ser inequívoca- es dogma eclesiástico o código penal; el procedimiento narrativo, por su parte, también tiene truco, pero lo confiesa de antemano y está dispuesto a desmentirse en su camino cuando haga falta para que el truco nunca se olvide del todo... y por otra parte siga funcionando. Si así se quiere ver, la diferencia entre quienes pretenden poseer una ciencia del hombre (sea ésta la episteme platónica, el conocimiento empírico-experimental o, como es más común, un híbrido de ambos) y quienes prefieren tejer historias reflexivas respecto a él, es la misma que existe entre los brujos que practican la magia negra o la necromancia y los ilusionistas de conejito en la chistera: todos juegan con la credulidad del público y con la propia, pero los segundos confiesan de entrada que se proponen engañar como vía de deleite, mientras que los proimeros nunca dejan de sostener su muy veraz relación directa con Satán.

¿Cuál es la ilusión que la ética narrativa pretende resguardar o propagar? La confianza en que la acción humana está abierta a lo posible tanto como condicionada por lo necesario (y que para los propósitos de dicha acción, lo posible es más relevante y significativo que lo necesario); la creencia mítica en que la sensibilidad (o sensualidad) y la racionalidad humanas bastan bastan para fundar, mantener y transformar los valores y normas que regulan la vida de los hombres; la obstinación en defender lo que exalta jubilósamente al hombre y le hace sentirse más firme y más libre.


Fernando Sabater, La tarea del héreo, capítulo octavo, Esplendor y tarea del héroe, pags 165-167, Ediciones Destino S.A., 2004.

BÚSQUEDA

En conversación telefónica, el Calvo me dijo que, cuando acabas primero de Filosofía, tienes la senciación de haber descubierto la verdad. Pero cuando pasas a segundo, te das cuenta de que aquello no era la verdad, si no lo que estás aprendiendo en este nuevo curso. Claro que, al hacer tercero, resulta que lo de segundo tampoco era la verdad, a la que crees descubrir en tercero. Y, supongo, ocurre así sucesivamente conforme se avanza en los cursos y en la vida: lo que dejamos a trás en nuestra experiencia no parece la verdad, si no que ésta más bien se esconde en el presente y en la promesa huidiza de lo que aún está por descubrir en el futuro. Así, quien trata de encontrar la verdad, quien dedica su vida a esta búsqueda, vive de algún modo una vida más real que quien elige alguna verdad ya establecida, aquella que mejor se acomoda a sus circunstancias.

Se me antoja en este momento la búsqueda de la verdad como el único modo veraz de vivir.

Zirbêth

miércoles, septiembre 08, 2004

INSPIRACIÓN

Ayer, apenas habiendo dejado de escribir aquí, la inspiración hizo acto de presencia en uno de los mundialmente conocidos lugares más apropiados para que la musa te asalte. Y allí, frente al espejo del lavabo, llevé a cabo, en apenas unos segundos, uno de los actos que, sin perder la humildad y sin duda alguna, puedo calificar de los más originales de mi existencia: me cercené un dedo con un tubo de pasta de dientes.

No, señores, no insistan. El proceso será un secreto a atesorar por mis descendientes en las centurias y milenios por venir. Sólo una tirita en mi dedo, y estás tímidas palabras, hablarán de tan singular (espero, porque duele) acontecimiento.

Zirbêth

martes, septiembre 07, 2004

SIN ÁNIMO DE REPETIRME

Aunque haciéndolo. Sigo sin tener demasiado tiempo, al menos tiempo frente al ordenador para escribir en este blog. Pero eso no significa que no esté escribiendo. Estoy embarcada en varias cosillas, entre las que se cuentan dos narraciones, una obra de teatro y otro proyecto del que no pienso soltar prenda. Pero, lamentablemente y, durante un tiempo, no podré colgarlas aquí. Excepto Marina, uno de esos cuentos míos sobre niños para adultos. A ver si me da tiempo a terminarlo antes de volver a Valinor.

Bueno, me voy a dormir y, con suerte, a soñar. Hasta otro día.

Zirbêth

Pd/Te echo de menos.

REQUIEM

No, esta vez no vengo a lamentar la pérdida de vidas humanas. Esta vez es algo distinto, aunque de un valor también incalculable.

Para aquellos de nosotros que amamos los libros y la literatura, el pasado día 3 de septiembre fue una fecha negra que difícilmente olvidaremos. La biblioteca de Anna Amalia, en Weimar, Alemania, fue asolada por un incendio que destruyó 30.000 líbros antiguos, la mayoría de los siglos XVI al XVIII, entre ellas joyas como las colecciones privadas de las familias de Achim von Arnim, Franz Liszt y Friedrich Nietzsche, la mayor parte de la colección musical de la duquesa Anna Amalia, que incluye música religiosa, de concierto, de cámara y ópera y cancioneros únicos, partituras originales de Mozart, Haydn o Gluck, originales de Shakespeare, la mayor colección del mundo de ediciones de "Fausto" (casi 3.900 volúmenes) unos 2.000 manuscritos medievales y alrededor de 8.400 mapas históricos. Y la lista aún no está completa.

Otros muchos han quedado seriamente dañados y está por ver si se podrán restauran o habrá que incluirlos en las bajas del patrimonio cultural de la humanidad.

Un accidente. Un accidente que se podría haber evitado. Una tragedia. Otra más.

Zirbêth

sábado, septiembre 04, 2004

TIEMPOS

Que tiempos tan horrorosos nos han tocado vivir. No tengo palabras para describir lo que esta nueva tragedia en el colegio ruso me hace sentir. ¿Cuánto tardaremos en reaccionar los que aún estamos vivos? ¿Cuánta dosis de miedo seremos capaces de asimilar lentamente hasta que reventemos?

¿Por qué no tratamos de hacer algo ahora, por medios pacíficos, antes de que el dolor sea tanto que se nos obnuvile la razón ý nuestra reacción sólo traiga más dolor, muerte y devastación?

Zirbêth

jueves, septiembre 02, 2004

QUERER QUERER

Si miráis la barra lateral, sección lecturas, encontraréis lo que podría parecer una lectura abandonada de la de tiempo que hace que empecé el libro, pero os equivocaríais. La tarea del héroe, de Fernando Savater, es El Libro, así, con mayúsculas, de este año (al menos, de momento).

Leer es, debe ser, un placer antes que ninguna otra cosa, a mi modesto entender. Me encanta leer, pero admito que el ensayo no lo cultivo mucho. Pues bien, este verano he decidido poner remedio a tamaña falta. Y, lo que son las cosas, todo empezó por aquello de las apariencias engañosas.

Mi madre estaba durmiendo la siesta y Pedro y yo nos fuimos a una de esas grandes superficies a por viandas y otras cosas necesarias para la casa. Y había, además, una librería. Me acerqué, sin mucha esperanza, la verdad, de encontrar algo interesante, por no menconar lo caros que están los libros en la piel de toro. Hice lo que suelo hacer siempre, mal que me pese. Eché un vistazo rápido al aspecto externo de los libros. Puede ocurrir que, debido a una encuadernación ortera, deje un libro que busco desde hace tiempo con la esperanza de encontrarlo en una edición más sufridita o, mejor aún, más sobria. Así, debí pasar por alto un buen montón de libros de diferentes calidades. Pero fue esta misma criba superficial la que me llevó a La tarea del héroe. Blancas sus pastas, la portada tenía una reproducción del cuadro de Elkwall Knut The Fisherman and the Siren. Una pálida y pelirroja sirena surgiendo del mar atrapa a un pescador, que ve como el inunda su barca y suelta, sorprendido, los remos. Es precioso, el agua casi parece moverse y no pude evitar pasar la llema del dedo índice por la pálida piel de la sirena, por su desnudez húmeda. Y les envidié, a ella por su existencia ficticia, a él por su previsible muerte a manos de una quimera.

Así, atrapada en un sueño, atrapé yo el libro entre mis manos ávidas y lo giré para tratar de leer la contraportada.

Es un libro de ética, un libro sobre la libertad, el querer, el amor y el futuro. Un libro sobre el héroe humano y la tragedia como forma de vida. Así, por unos pocos euros, entre mis manos tengo ahora dos sueños, dos ilusiones, ambas belleza en su esencia.

Otro día, os pondré alguna cita. Cuando logre decidir cual, porque encuentro citas casi en cada página. Lo mejor sería que os lo leyérais.

Zirbêth

HISTORIAS AL BORDE AZUL

Tengo montones de pequeñas e insignificantes anécdotas que contar de mi pseudovida en la piscina. Pero, como ya dije, no tengo tiempo para ello. La mayor parte de las anécdotas tratan de niños, de ocurrencias de los críos cuando hablas con ellos o cuando, simplemente, les observas jugar sin que ellos se den cuenta.

Como ese día en que dos hermanos, niña y niño, de cinco y seis años respectivamente, estaban compitiendo en saltos de cabeza en armonía, hasta que el niño decidió empujar a la niña y esta, indignada le espetó: "¡Eres un... niño!". Lo que me pude reir.

O ayer, que me preguntaron dos niñas de diez años que de qué iba la peli El exorcista, y al responderle que de una niña que era poseída por el demonio, una de ellas me reprochó: "Eso no puede ser". "Claro que no", le respondí yo, "es sólo una película". Y ella siguió "El demonio no puede salir en una película, no es un personaje de ficción".

Bueno, otro día os contaré más cosillas, que ahora me tengo que ir.

Zirbêth

FRUSTRACIÓN Y MIEDO

Ayer, las ganas de ir al baño me llevaron a levantarme a eso de las 8 de la mañana y, a continuación, a estrellarme contra la puerta cerrada del baño con esa delicada parte del cuerpo que es el dedillo meñique del pie. Moraleja, me desperté del todo.

Así que, feliz aunque algo dolorida, me senté frente a esta ventana a contaros algo. "Sí, ya", me diréis, "pues no hemos visto que escribieses nada". ¡pues claro que no lo habéis visto, como que, por segunda vez, este (...) ordenador de los (...) decidió que el explorer estaba mejor cerrado sin mediar advertencia alguna! Y justo cuando acababa de firmar... Snif, sob, bua.

Así que, aquí me tenéis, contándoos de mi frustración con miedo a que, al firmar, el explorer disimule una risilla y se largue con viento fresco.

Odio este ordenador. Y odio a Microsoft.

Zirbêth