miércoles, octubre 27, 2004

DÍAS EN BLANCO

Va a resultarme muy extraño esto de no escribir en el blog durante muchos días. Espero que me echéis un poco de menos, que entréis impacientes a ver si por casualidad me he conectado y he escrito algo. Y espero, sobre todo, que al volver me esperen un montón de posts de vuestros blogs, que algunos estáis perezosillos, ¿eh? Bueno, no sé, ¿qué os digo? ¿Hasta luego? Quien sabe, a lo mejor desde casa de mi madre, con la excusa de enseñarle cómo se utiliza el blog, os escribo alguna cosilla. Total, la que va a tener mono voy a ser yo. Muchos besos.

Zirbêth, ejerciendo de montaraz.

PARA MAGUNCIA

ONE, U2.

Is it getting better
Or do you feel the same
Will it make it easier on you now
You got someone to blame
You say...

One love
One life
When it's one need
In the night
One love
We get to share it
Leaves you baby if you
Don't care for it

Did I disappoint you
Or leave a bad taste in your mouth
You act like you never had love
And you want me to go without
Well it's...

Too late
Tonight
To drag the past out into the light
We're one, but we're not the same
We get to
Carry each other
Carry each other
One...
Have you come here for forgiveness
Have you come tor raise the dead
Have you come here to play Jesus
To the lepers in your head

Did I ask too much
More than a lot
You gave me nothing
Now it's all I got
We're one
But we're not the same
Well we
Hurt each other
Then we do it again
You say
Love is a temple
Love a higher law
Love is a temple
Love the higher law
You ask me to enter
But then you make me crawl
And I can't be holding on
To what you got
When all you got is hurt
One love
One blood
One life
You got to do what you should
One life
With each other
Sisters
Brothers
One life
But we're not the same
We get to
Carry each other
Carry each other

One...life

One

ME HACE GRACIA

Me estoy leyendo un libro que se llama The Winter King, sobre Arturo Pendragon, y en el no paran de hablar de los sajones, esos tipos paliduchos, de cabellos rubios, sanguinarios e invasores... Bueno, se ve que lograron su objetivo, porque aquí la peña está bastante descolorida, son rubios de ojos azules y, en fin, lo de sanguinarios no lo veo aquí en la isla, pero invasores han seguido siendo. Toca leer historia de Inglaterra. Bueno, otro día.

Zirbêth

MULA DE CARGA

Mañana va a ser un día tremendo. Estoy cansada solo de pensarlo. Llevo una maleta enorme llena de ropa, una pequeñita, de mano, llena de libros, y la mochila para el viaje a Valencia. Esa apenas pesa, la verdad, pero me paso del peso teórico permitido en unos diez kilos. Como me pidan que pague, nos vamos a reir, ya verás, porque estoy sin un durete.

La maleta grande tiene roto el mango ese que se saca para tirar de ella más cómodamente, así que toca arrastrarla llenándose de moratones los tobillos, ya verás. El resto es cómodo, aunque todo junto va a ser un latazo. A las nueve cojo el autobús, aunque el vuelo es a las doce y veinte, creo recordar, pero prefiero estar allí pronto para el embarque. Una pena ir sin dinero, porque suelen tener buenas ofertas en bombones y cosas así. Pero nada, resignación y a leer. Si no fuera por la paliza de tirar de bultos, hasta disfrutaría.

Pero lo malo no es la parte de Brighton-Londres, es la de Barajas-Villalba. Je, no tengo euros. Y el tren, vamos, que me veo pidiendo para pagar el billete. En fin, Eru proveerá, como dice mi abuela. De momento, casi todo está listo. Me falta acicalarme un poco. Una ducha, un depilado, esas cosas, vamos. Debería llevarme las pinturejas, y ya dejarñas allí también.

Estoy un poco nerviosa. Pero feliz y contenta. Mereth, mereth, mereth. Tilion, tiembla.

Zirbêth

HOY PASO

Necesito hacer la maleta, y va a ser una maleta complicada. Me veo poniendo todo patas arriba para decidir qué me llevo en este viaje, qué me llevaré en el siguiente y qué debo dejar aquí. Me cuesta mucho renunciar a las cosas que tengo. Tiendo a asociar mis objetos a emociones, a situaciones, a personas. Por ejemplo, la mesa negra, que me encontré en la calle y cargué durante más de media hora para que el Calvo la tuviese en su cuarto. Le hizo mucha ilusión. Libros, libretas, juguetitos que me he ido encontrando en la calle y en la tienda. No me va a costar dejar la tele, ni el dvd, pero sí muchas otras cosas.Lo malo es que en este viaje no voy a poder hacer mucho, porqueno tengo plata y si me paso de peso no podría pagarlo. Ayer saqué mis últimas veinte libras. Menos mal que me parece que guardé algo en euros, cinco más o menos, para el metro y el tren. Si no, no sé como iba a llegar a casa. Vaya, pues no, sólo un metrobus y no llega a dos euros. Mal asunto. Bueno, a ver si hay comité de bienvenida.

Pero vamos, que lo que quiero decir es que hoy me quedo en casa, organizando y desorganizando. Voy a llamar on sick, es decir, diciendo que estoy malita y me relajo, preparo maletas, devuelvo la peli, me adecento y todo eso. Dicen que en España ya hace frío, pero como sea el mismo frío que hace ir a la gente aquí con bufanda y abrigo, me voy a asar. Es decir, que habrá que llevar de todo un poco, como dice el mambo. Y hoy leo, vamos, ya lo creo que voy a leer. Y a escribir en mi blog que va a estar abandonadito por unos días y lo voy a echar de menos.

De momento, a desayunar, que llevo una hora y pico despierta y aquí me tienen, leyendo el periódico pero sin nada en el estómago.

Zirbêth

martes, octubre 26, 2004

PENSANDO EN VOZ ALTA

Maguncia me ha regalado un nuevo enlace, es decir, que se ha puesto ella uno en su blog que llega al de otra persona, Iris, que también me gusta mucho como escribe. Le he añadido a mi lista de blogs, para que quien quiera se de un paseo. Por cierto, gracias por leerme, Iris. Coincido contigo en lo de escribir como necesidad y disfrutar el doble ahora que lo hago aquí y que me pueden leer y puedo leer a tantas personas.

Zirbêth

LIGUE

Ayer trabajando, ligué. Atendí a un caballero (su porte, sus movimientos, su delicadeza al hablar, todo indicaba que era un caballero) en la sección de golf que quería unos zapatos que, siendo de la mejor calidad posible, no pareciesen un tio vivo. Yo le ofrecí un modelo, pero no le acababa de gustar, así que busqué hasta que dí con unos muy sobrios. Me gusta atender bien a la gente, especialmente cuando ellos lo aprecian, para que mentir. Me preguntó que de donde era, pues le fue fácil descubrir un acento, pero no sabía a donde podía pertenecer. Hablamos de algo, pero no recuerdo de qué, sólo que me sonreía de manera encantadora. Al final, no llegó a convencerse de los zapatos y me dijo que necesitaba pensárselo, que los zapatos son algo muy especial y hay que elegirlos bien. Me dijo que había sido muy agradable, cortés y atenta. Y me dijo también:

- Si no fuera porque, casi con seguridad, le deuplico la edad, de veras me encantaría invitarla a una copa.

Yo me sonrrojé (¡me sonrrojé!), y le di las gracias por su amabilidad, pero le dije que tenía novio.

- Debe usted tenerlos a cientos. Muchas gracias y hasta otra ocasión.

Me quedé genial. Me encantó su modo de tratarme. Casi me dan ganas de decirle que sí, pero bueno, mi corazón está ocupado y, la verdad, me gustan más jóvenes, no que él, si no que yo... Exagero; en realidad no tengo prejuicios con la edad, pero vamos, que lo de que tuviera setenta y pico ya era pasarse.

Lo dicho, me sentó genial su cortejo. Me dejó una sonrisa en los labios. Me recordó a cuando por cámara web me vio mi amigo Raúl y me dijo que se le "había olvidado lo guapa que era" (favor que me hacen sus ojos). Esas cosas hay que escucharlas de vez en cuando. Suben la autoestima y eliminan el estrés.

Zirbêth

NECESITO RELAJARME Y EMPEZAR EN SERIO DE UNA VEZ

Aquí me tenéis, sentada frente al ordenador. Hoy no he leído nada, y ayer casi tampoco. Falta de tiempo y algo de apatía, o de impaciencia, más bien. Tengo cuerpo de sala de espera, de medias tintas, de remodelación. Me iré en poco tiempo, muy poco, a España, y me podré a preparar las oposiciones. Tengo ganas de empezar, de no trabajar en esta tontería de trabajo que nada a largo plazo me va a reportar, que no supone ningún proyecto, ningún paso en mi camino hacia la realización de una verdadera vida. No estoy angustiada, como les pasa a otros y a mí misma me ha ocurrido a veces. Me siento muy bien en mi piel, mejor de lo que me he sentido en años. Y una parte de mí no quiere volverse aún, está descubriendo que estar sin él aquí me gusta. Sin él, sin banco al que deba dinero, ni alquiler a mi nombre, sin tener que cuidar de nadie excepto de mí. Tal vez es la primera vez en mucho tiempo. Me gusta no estar a cargo de nadie, saber que me medio valgo por mi misma y que no hay nadie que me ate a nada.

No, él no es una atadura, es alguien a quien quiero de un modo intenso y especial, pero me hace sentir libre, no atada. Ojalá... Bueno, eso es otro tema. Tengo ganas de empezar a estudiar, de no tener que trabajar más en algo que no me gusta, de poder desarrollar una profesión que me llene, que me permita crecer cada día. Volver a España y sacer las oposiciones podría ayudarme a conseguir ese objetivo. Pero hay cosas que me tiran para atrás. Las deudas que tengo allí, el que tendré mucha más presión respecto a cosas del alquiler y la casa. Aquí pago una vez al mes y me olvido de todo y, si tengo algún problema, mi casero me ayuda. Allí, electricidad, teléfono, gas, alquiler... Y encima esa casa es tan fría y tan oscura en invierno... Me gustaría buscar otra, pero mi madre dice que me deje de buscar y me dedique única y exclusivamente a estudiar. Pero luego. El verano que viene será el verano de cambiar de casa. Tras las oposiciones, dependiendo de si las he sacado y de donde me manden. Me gustaría quedarme en Villalba, pero no sé si será posible. Quiero irme a un piso pequeño, tal vez yo sola, tal vez compartido. No sé. Me gusta vivir sola. Al menos, por el momento.

Por eso, me encanta hacer planes. Quiero utilizar este año para obtener un trabajo estable para toda la vida y dedicarme en serio a la educación de valores, de amor a la literatura y la lectura. Tengo tanto que aprender...

Pero de momento, un viaje a España, en plan diversión y estrés, todo en uno. Va a ser una paliza y preveo movida, de algún tipo. Marejada emocional, tal vez. No sé, pero me siento fuerte y bien, preparada para casi todo. A ver si en unos dos o tres años, me libero de asuntos económicos y puedo volar libre, a donde quiera que sea para entonces el deseo de mis alas.

En fin, necesito una ducha.

Zirbêth

CÁNCER Y TABACO

Parece una plaga. Ya hay tres personas a mi alrededor perdiendo a un ser querido por causa del cáncer. El abuelo salió de la operación, pero la metástasis es tal que no le tocaron, cerraron y le han enviado a la unidad de paliativos. Dos meses de vida. Es como para tener miedo, porque si hago sumas y sigue, las posibilidades de que me toque a mí son enormes. Y para mí aún es pronto para preocuparme, pero ¿y para mi madre? Fuma y fuma, muchísimo, compulsivamente. Dudo mucho que haya saboreado de verdad un cigarrillo en años, si tal cosa es posible, porque a mí me resultan muy desagradables, tanto el olor como el sabor. El cáncer del abuelo parace ser que ha sido provocado por los puros y el tabaco, en buena parte. Cuando alguien se fuma tres cajetillas diarias, ¿qué posibilidades tiene de que su salud no se vea socabada? Desgraciadamente, o ella decide o ningún argumento le hará dejarlo. Yo le he dicho, y ahora pensaréis que soy una desalmada, que no pienso cuidar de ella cuando esté enfermísima. Que lo que está haciéndose es sólo responsabilidad suya.

Caramba, si uno de los acicates para independizarme fue librarme del tabaco, y tampoco me gusta salir de marcha precisamente por eso. Odio llegar a casa apestando a tabaco, me produce unos dolores de cabeza gordísimos, me siento sucia cuando he estado en compañía de fumadores. Todo a lavar en cuanto llego a casa y yo a la ducha. Prohibido fumar en mi casa, mucho menos en el dormitorio o la cocina. Cuando mi compañera de piso salió de casa, hace ya varios años en la casa de Villalba, lo primero que hice fue pintar el salón y el que fue su dormitorio, lavar cortinas y muebles con lejía. Prefiero el olor de la lejía, y mira si es desagradable. Pese a ser invierno (creo...), tuve la casa abierta todo el día, para desahecerme del maldito olor a tabaco. Me enerva que alguien se acerque a mis libros fumando, que deje el olor en las páginas. Y, desde el punto de vista del ligoteo, no importa lo atractivo e interesante que sea un tío, es verle fumar y se me quitan las ganas completamente. No siempre fue así, pero ya nunca más volverá a ser de otro modo.

Es curioso como nos escandalizamos y preocupamos al mirar al otro lado del Atlántico y ver cómo los estadounidenses están tan orgullosos de tener armas, de considerarlo un derecho y nos horroriza ver la de muertes que hay por arma de fuego (ver Bowling for Columbine, para una hacerse una idea), pero si sumamos las muertes producidas por el tabaco, la verdad, es también horrorosa y para escandalizarse. Pero es legal, es un derecho. Menudo suicidio colectivo a largo plazo más salvaje.

Zirbêth

lunes, octubre 25, 2004

CITA

Venga, tontines, si ya lo estáis echando de menos, que lo sé yo...

Así es que había, desde el comienzo, dos brechas en el cuadro epistemológico de la ciencia clásica. La brecha microfísica reveló la interdependencia de sujeto y objeto, la inserción del azar en el conocimiento, la deificación de la noción de materia, la irrupción de la contradicción lógica en la descripción empírica; la brecha macrofísica unía en una misma unidad los conceptos hasta entonces absolutamente heterogéneos de espacio y tiempo y destruía todos nuestros conceptos desde el momento en que eran llevados más allá de la velocidad de la luz. Pero esas dos brechas estaban infinitamente lejos de nuestro mundo, una en lo muy pequeño, la otra en lo muy grande. No queríamos darnos cuenta que las amarras de nuestra concepción del mundo venían de destruirse en los dos infinitos, que nosotros no estbábamos, en nuestra "banda media", en el terreno firme de una isla rodeada por el océano, sino sobre una alfombra voladora.
No hay más terreno firme, la "materia" no es más la realidad masiva elemental y simple a la cual se pudiera reducir la phisis. El espacio y el tiempo no son más entidades absolutas e independientes. No hay más, no solamente una base empírica simple, sino tampoco una base lógica simple (nociones claras y distintas, realidad no ambivalente, no contradictoria, estrictamente determinada) que pueda constituir el sustrato físico. De allí una consecuencia capital: lo simple (las categorías de la Física clásica que constituyen el modelo de toda ciencia) no es más el fundamento de todas las cosas, sino un pasaje, un momento entre dos complejidades, la complejidad micro-física y la complejidad macro-cosmo-física.
(Edgar Morin, Introducción al pensamiento complejo, Editorial Gedisa, 2004.=)

Es decir, que basta ya de tratar de comernos el coco con lo del control absoluto con respuestas absolutas, basta ya de desmigarlo todo y reducirlo a partes que, separadas, no tienen sentido. Ya está bien de tratar de venderno la moto de las respuestas para siempre a problemas que cambian constantemente.

Zirbêth

SE ME HA COLAO

Me parece que se me ha colao un virus en el ordenador, de esos que hacen que vaya más lento. Además, el antivirus encuentra cosas que no sabe cómo borrar. A ver si yo solita, a mano, averiguo que demonios es y lo largo. Además, el otro día, en un despiste, dejé pasar basura de esa de compre esto op aquello, juegue aquí a y allá, y tengo que averiguar como puedo echarlo del ordenador. Espero que no suponga un formateo, porque me voy a cagar en "to lo que se menea", con perdón.

Pero me muero de hambre. He dejado al ennortao de Noton buscando viruses, a ver si conseguimos hacer algo. Y me voy a hacer unos rabilis rellenos de cuarro quesos que, lo sé, me voy a rrepentir con cada cucharada, porque tanto queso no puede ser inocuo para mis michelines. Pero es que tengo hambreeeee.

Zirbeth

ESTOY BABEANDO

Es que se me ha ocurrido meterme en la UNED en Internet, para ver las carreras que ofrece y las asignaturas y tal. Y estoy babeando. Hay dos que me han saltado las lágrimas de la emoción, otra que es la que siempre me ha gustado, y otra que creo que es muy interesante, aúnque no mi primera elección, lamentablemente para una supesta carrera en educación, pero es que, puf, demasiado monotemática.

Empecemos por las relacionadas con educación: psicopedagogía, una opción que siguen casi todos los que hacen magisterio. Tiene cosas interesantes, sí, y son sólo tres años (ja, conociéndome). Luego está pedagogía, así, a las bravas, interesante, que duda cabe, pero... cinco años y bastante monotemática. Y la que más me ha gustado: Educación Social (esta, con mayúsculas). Es la que más se parece a lo que a mí me interesa en temas educativos. Y sólo tres años, probablemente menos, porque alguna convalidación tendré, aunque en realidad preferiría hacerla entera, que hace mucho que malhice magisterio.

Ciencias políticas, me ha gustado, aunque vuelven a ser cinco años y le veo menos utilidad a lo que yo quiero hacer. Filosofía, ¿cómo no contemplarla como opción? Y no lo digo sólo por influencia del Calvo. Historia, la que ya tengo empezada, la que descubrí que siempre me había gustado. Filología Hispánica, de nuevo mayúscula. He babeado ante la sola idea, que cosas. Hace unos años me hubiese puesto la piel de gallina. Pero, ahora.. Ummm. Sí, por qué no. Y me la refanfinfla que sea de cinco años.

En fin, decididamente, la cosa está entre Educación Social y Filología Hispánica. En el mundo de los sueños, entiéndase, que este año toca opositar. Ummm, pero quien sabe, tal vez el año que viene, sí.

Zirbêth

FUERZA DE VOLUNTAD

Tengo que hacerme un horario y cumplirlo. Dedicar cada día ciertas horas a ciertas cosas sin desfallecer en el intento dejándome llevar por actividades más apetitosas. Eso significará, por ejemplo, escribir menos en este blog. Tengo que ponerme a estudiar en serio en cuanto vuelva de España con mi temario de las oposiciones bajo el brazo. Quiero terminar las traducciones para finales de noviembre. Quiero, en fin, terminar con las cosas que en realidad no son lo que de verdad quiero, para así, lo antes posible, poder dedicarme a las que sí quiero.

Me da mucha envidia esa gente que puede permitirse hacer lo que de verdad quiere hacer, ya sea porque tiene las cosas claras en el momento preciso, ya sea porque tiene quien le apoya y le permite hacerlas. Yo, desgraciadamente, he sido tonta y, cuando fue en momento, no sabía de verdad que quería hacer. Tampoco estoy muy segura de saberlo ahora, porque soy de lo más cambiante, pero...

Sí, creo que si pudiese, ahora mismo me dedicaría a estudiar otra vez, aunque tengo dudas acerca de qué estudiar exactamente. Estudiar y escribir. Leer. Aprender.

Zirbêth

domingo, octubre 24, 2004

ORDENADOR NUEVO

Mi madre se ha comprado un ordenador nuevo y se va a instalar internet. Quiere que vaya a verla para enseñarle a usar las cosas que no conoce, lo cual no significa que yo las conozca y las sepa utilizar, sino que probablemente me tendré que sentar un montón de horas a investigar.Me da pereza, porque muchas veces no me molesto en aprender cosas de mi ordenador hasta que no las necesito. Soy una holgazana tecnológica.

Pero mira, en cuanto tenga la conexión a Internet, le voy a enseñar a hacerse un blog. Creo que es algo de lo que podría disfrutar y que le serviría de desahogo. Ni siquiera tiene que darme su dirección si no quiere. Pero me gustaría que escribiese de vez en cuando, como hacía antes. Tal vez el saberse leída le resulte estimulante y se apunte a la idea. Bueno, pues a ver si en Navidad me pongo con ella y su blog, si se deja.

Zirbêth

QUIERO

Quiero no tener que medir mis palabras como si estuviese escribiendo un verso.

Zirbêth

EXTRAVAGANCIA

El amor verdadero es la mayor extravagancia del hombre.

Zirbêth

LAS PEORES

Creo que las peores heridas son las que nosotros mismo nos inflingimos. Que esas heridas nos las hacemos muchas veces como resultado del miedo o la desesperación. Que ese miedo o desesperación suelen ser producidas por la pérdida del amor o su ausencia directa. Que perdonarnos a nostros mismo es más difícil, casi siempre, que perdonar a los demás. Porque, de algún modo, al no querernos lo suficiente no encontramos la fuerza para evitar hacernos daño y que buscamos en el amor ajeno la solución a nuestra falta de amor propio. Pero si no nos queremos nosotros, es muy difícil conseguir un amor sincero de los demás, porque de algún modo intuyen que tampoco a ellos les querremos de verdad. Que somos presas fáciles de la maldad ajena, de la manipulación personal y social cuando nos nos queremos. Que cuanto menos nos queremos más fácil es que nos hagamos daño a nodotros mismo y que luego nos cueste muchísimo perdonarnos.

Zirbêth

FIN

Todo termina en esta vida, desgraciadamente, y hoy tengo el cuerpo con sensación de final. Que estado mental tan complejo y desábrido sea fiel reflejo de la prosaica última cucharada de colacao y del culillo de aceite de oliva que me queda, no la hacen menos real y, no dolorosa, pero sí molesta. Tengo un ataque de "se acabó" de lo más desagradable, sobre todo porque no sé que es lo que se ha acabado. Aparte del colacao, por supuesto.

Hoy he tenido un mal sueño. Por algún motivo, estaba de vacaciones con mi madre y su ex-marido, al que de ahora en adelante identificaremos por su título real, El Capullo, y también estaba mi hermana, a la que no veo desde hace unos tres años, tal vez más, y por quien tengo unos sentimientos que suben y bajan en la escala emocional de la pena al desprecio, pasando por diversos estados de perplejidad, curiosidad, odio, rabia y cabreo de los gordos (entre otros, pero esos son los que el sueño ha dejado frescos en la memoria). No sé porque estabamos allí, no sé a cuenta de que venía que de mis abuelos perdidos me llegara un regalo carísimo e inexistente en la vida real (tecnológicamente hablando). El lugar de los hechos era una amalgama de mis localizaciones oníricas habituales, cambiantes y mezcladas, probablemente por eso fue que las sentía adulteradas. Eran y no eran mis lugares de sueños, era y no era mi familia, era y no era real. El desajuste de la situación se concretó en que mi hermana decía estar embarazada (pero tenía solo dieciseis años, cosa descolocante, porque tiene ya veintidós casi), y lo estaba a vista de la barriga que correspondía a un embarazo de unos cuatro meses. Tal vez más si pensamos en que tiene (o tenía la última vez que la vi) un estómago plano y musculado que más quisieran muchos y muchas para ellos. Discutíamos con ella la locura de ser madre tan joven, aunque reconocía el absurdo, pues ya era demasiado tarde para tales planteamientos. No sé como terminaba el sueño. Me desperté empapada en sudor y con muy mal sentir. Lo último que recuerdo es estar cerca de Julie Andrews, que estaba malita y vomitaba, mientras yo discutía con mi hermana y sentía esas emociones descritas dominadas por un principio de impotencia que multiplicaba la tensión cual potencia de diez.

Todo esto viene a propósito de una conversación en la cena de anoche y de la calma tras la tempestad que deja por fin valorar los destrozos del huracan y las olas. Un hombre encantador que conocí anoche, sin querer pero sin poder evitarlo, recordó su infancia llena de malos tratos que le dejó un poso de tristeza en los ojos y a mí me retrotrajo a mis propias experiencias. Nos reconocimos en el fondo de nuestra pena y en el dolor enterrado o superado, dependiendo de los días y las ocasiones. Lo que contó fue hecho desde la perspectiva del dolor, por eso la sensación de entierro y duelo. Yo suelo contarlo desde la victoria y la rabia, que me inducen a creer en la superacíón. Mi vida tiene ahora mucho amor que no sustituye, claro está, pero sí llena y se hace gozoso él mismo y a la vida que tengo. Porque se que es ahora cuando tengo una vida que me reporta sensación de plenitud en muchos momentos, aunque siempre tenga que tirar, arrastrar de esa sensación de abandono y pérdida, de soledad y desamor.

Pero no quise seguir hablando cuando, otro comensal, desvió sabiamente la conversación que se estaba volviendo triste y dolorosa para ese dulce caballero que conocí anoche. Así que me he debido llevar a la cama la tristeza y ella se ha manifestado en ese sueño. El sueño ha terminado, pero yo sigo teniendo una sensación de fin, de derrota, que no sé que hacer con ella. Se me ha juntado con un cansancio enorme, el de esta semana casi de espera de noticias y de nervios nerviosos.

Todo va bien, me digo, va razonablemente bien. El Capullo casi ha salido de nuestras vidas, el tiempo puede que cure la herida de mi hermana (la suya, no la que me haya podido inducir a mí), mi madre es cada vez más fuerte y feliz. Y yo también. Solo necesito relajarme un poco.

En fin, no todos los días se puede soñar con Hugh Jackman.

Zirbêth

viernes, octubre 22, 2004

AFFAIR ONÍRICO

El otro día bromeaba con alguien sobre lo serio que estaba mi blog y que debería darle un toque vulgarizador y pachanguero. Propuse hacer una lista de actores güenorros a los que piropear cual camionero u obrero de la construcción. Obvia decir que esas cosas se difrutan más en conversaciones alcoholizadas con las amigotas.

Pero, ah, esta tarde he soñado con uno de esos actores y, madre mía, que pasada de sueño. La historia es una que, si se me diera lo de los relatos de ciencia ficción, trataría de explotar para algún cuento, pues va de una Tierra catastrófica en que la actividad humana, sin llegar al autoexterminio, ha provocado tal contaminación atmosférica, que nos hemos ido a vivir bajo tierra, pero bajo tierra bajo el mar. Bueno, estamos en proceso de mudanza, pero entonces descubrimos, Hugh Jackman (Lobezno en X-Men) y yo, que en realidad sólo van a permitir la entrada a unos cuantos a las verdaderas instalaciones (una mezcla entre 2001 y un hotel de lujo japonés), y que el resto van a ser confinados en una zona muerta donde los van a matar. Y la acción está servida, como imaginaréis. No deja de ser una mala peli, pero no veas lo bien que me lo he pasado, pedazo de efectos especiales y que rico que está el caballero. Esto de ser infiel sin serlo, es genial. Y en la siesta, mi hora favorita...

Zirbêth

DICCIONARIO

Un buen diccionario enciclopédico es lo que tendrían que regalar con los cornflakes o la cacacola, a ver si la gente aprende los significados de verdad de las palabras que usan los porpagandistas chupasangres.

En fin, que pesada estoy.

Zirbêth

ME QUEDÉ CON LAS GANAS

Ayer, en el autobús camino del trabajo, me quedé con las ganas de gritarle a un merluzo. Era un posible treintañero, tal vez más joven, que iba con dos críos, uno de unos tres años y el otro de cinco o seis. Los niños jugaban y reían y cantaban. Se ve que le molestaba, porque agarró al más pequeño de la pechera del jersey y le hizo volar por los aires de un asiento a otro (los críos estaban en los que van en sentido opuesto al curso del autobús). El muy cenutrio le regañó porque estaba haciendo demasiado ruido y molestaba a los pasajeros, cuatro gatos que íbamos cada uno a nuestra bola y para nada molestos con las risas de los críos. Lo que me molestó fue ver como, ante la incapacidad de usar palabras para tranmitir ideas, el tipo usó la violencia. El crío lloró un rato. No creo que haya aprendido nada positivo, salvo que para lograr la atención de su padre debe hacer que se enfade, lo cual tampoco es lo que se dice prestar atención. El resto de los pasajeros nos miramos con unas caras de entendimiento y pena/impotencia bastante elocuentes.

Arggggh, me revientan las personas que no hablan, que imponen por la fuerza y que no dan explicaciones. Así los críos solo aprenden violencias. Y eso será lo que enseñen. Me saca de quicio. Espero hacerlo mejor cuando yo sea madre.

Zirbêth

RECONOCIMIENTO Y PETICIÓN

Ya sé que algunos debéis pensar que, con ciertas lecturas, pareciera que estoy descubriendo América, que a mis treinta y un años ya debería saber muchas de las cosas que comento en mi blog desde lo que puede interpretarse como asombro y primer descibrimiento. Soy muy consciente de las muchas cosas que ignoro y de la de tiempo que he tardado en tratar de iniciarme en ellas. Como tantos otros aspectos de la vida, cada uno tiene un momento para esos descubrimientos. Muchos lo pasan durante sus años universitarios, y no es que yo no tuviera esas inquietudes entonces, pero me dediqué a otras. En parte, creo que sencillamente no tenía la madurez para interesarme sinceramente a ello, ni siquiera a estudiar una carrera. Estaba más perdida que un pulpo en un garaje, como se suele decir. Dos factores operantes en los últimos cuatro años, aproximadamente, me han conducido a este momento de inmenso disfrute. Uno son dos personas cuyos nombres empiezam ambos, curiosamente, por M, y las relaciones con ellos y con el grupo de amigos en general. La otra ha sido el ir estando, cada vez más, en posesión y control de mi cerebro, lo cual, en el fondo, ha sido posible por la influencia de esas personas. Cuánto he aprendido y cuán importante su amor es para mí, no tengo palabras para expresarlo. Para mí, en muchos aspectos son fuente de inspiración y motivación. Espero no perderles a ninguno de los dos jamás.

Casi olvido la petición. Es sencilla: que "me tengan paciencia" con este blog los lectores y con mis faltas esas dos M.

Zirbêth

DETERMINISMO BIOLÓGICO Y ORDEN SOCIAL

Cuando mis amigos y conocidos me ven paseando este libro (lo llevo siempre conmigo, aunque las posibilidades de dedicar un rato a leerlo sean nulas), La falsa medida del hombre, el título les intriga. Bueno, y probablemente también la portada, un dibujo de una cabeza humana con cara de muñeca de porcelana sin pelo, cuyo craneo parece un mapa con fronteras y nombres de los estados de un país que me recuerda a los de Estados Unidos. Solo que no son nombres, si no números. Me miran intrigados y me preguntan, "¿De qué va?". Yo les respondo (emocionada, nerviosa, rara vez me preguntan sobre lo que leo por estas latitudes): trata de cómo a lo largo de los siglos, los hombres han buscado modos de justificar la opresión producto y sustento de la división en clases de hombres, principalmente de raza, sexo y condición de origen económico-social, y que uno de esos sistemas es el determinismo biológico, es decir, que por naturaleza, los blancos son más inteligentes que los negros o los indios, que los hombres son más inteligentes que las mujeres, que los ricos son ricos y los pobres pobres y eso es así porque, de nacimiento, al ser menos inteligentes no pueden aspirar a más, que los que ostentan el poder lo hacen porque son más inteligentes que lo que están sometidos a él. (Uso la inteligencia todo el tiempo, porque el libro trata este aspecto principalmente.) Es decir, que hay humanos mejores y peores de nacimiento, que la inteligencia es una medida estable no modificable ni alterable y que ser hombre blanco significa estar a la cabeza en la gradación de valor humano, seguido por ser hombre sobre la mujer, por ser blanco sobre cualquier otra raza, etc. Vamos, lo de siempre, solo que en este caso, el libro es una refutación de quienes han utilizado la ciencia como argumento, unas pocas veces falseándola claramente, otras manipulándola, otras de manera inconsciente pero con motivaciones sociales siempre.

La verdad es que mi respuesta suele ser bastante más sencilla y más corta. Cuando les digo que es un libro que demuestra que los que aseguran que los blancos son mejores que los negros, etc, mienten descaradamente y sólo están tratando de continuar explotando a los segundos, me suelen mirar con cara de "pero si eso ya lo sabemos", como si llevara unas gafas o un modelito pasado de moda. Pero aunque hoy en día esté mal visto pronunciarse en opiniones racistas, eso no quiere decir que el racismo se haya erradicado. Más bien al contrario, estamos pasando por una fase de racismo y xenofobia que va in crescendo, porque la ignorancia se está extendiendo como una mala hierba, (asuntos como este se dan por sabidos sin tratar de saber el por qué real, aceptando tan solo la opinión social establecida), síntoma del "buen estado de salud" de los movimientos que abogan por el pensamiento único totalitario y fascista, el bien común entendido como cifras macroeconómicas, beneficios de bancos y grandes empresas, pero no como el estado real de los individuos que forman lo que llamamos comunidad, si llegan a fin de mes y si pueden dedicar su tiempo a algo más que a trabajar para pagar facturas (por ejemplo, educar a sus hijos). Pero hay mucho racismo, sembrado en la tierra fertil del miedo a perder lo que se tiene o a no conseguirlo porque otros "nos lo quien de las manos". Si ser hombre blanco es ser mejor que el resto, merezco mejor trabajo, mejor sueldo y más consideración social, y quienes en competencia me "lo arrebatan", deberían volverse a su país, a su cocina o a su miserable vida. Que osadía tratar de mejorar sus vidas por encima de la mía... Pero yo no soy racista, no me insulte, oiga. Por eso, no creo que haya llegado el momento de creer que el racismo está superado, como tampoco me creería que la educación sexual actual es más que suficiente, a la vista de las cifras de embarazos no deseados, enfermedades venereas y abortos que hay en nuestro país. Por poner un ejemplo.

Porque entonces, si de verdad es algo que todos sabemos y que ya no hace falta hablar de ello ¿por qué las mujeres siguen percibiendo sueldos más bajos que los hombres por el mismo trabajo?, ¿por qué a los inmigrantes se les suele contratar para los trabajos que los nativos no quieren y que están peor pagados?, ¿por qué hay tanta violencia contra las mujeres que tratan de tomar las riendas de su vida? Mujeres, inmigrantes, ancianos, niños, son claramente menos valorados y menos tenidos en cuenta en la sociedad. Uno de los fenómenos que creo ratifican este hecho es la cantidad de gente que hay luchando por cambiar estas situaciones de injusticia.

Esta cita la he sacado de ese libro, y probablemente ireis leyendo (¿padeciendo?) más a los largo de los próximos meses.

Durante los últimos cincuenta años, un puñado de personas dedicadas a la investigación social y biológica han logrado que el público culto se hayan ido desprediendo de algunos de nuestros errores biológicos más flagrantes. Sin embargo, deben de existir innumerables errores de este tipo que ningún hombre ha podido detectar hasta el presente debido a la neblina en que nuestro tipo occidental de cultura tiende a envolvernos. Las influencias culturales han establecido nuestras ideas básicas acerca de la mente, el cuerpo y el universo; son ellas las que deciden que preguntas formulamos, las que influyen sobre los hechos que vemos, las que determinan la interpretación que damos a esos hechos, y las que dirigen nuestra reacción ante esas interpretaciones y conclusiones.
(Gunnar Myrdal, 1944).


El primer capítulo tras la segunda introducción, empieza así:

Order in Heaven´s first law; and, this confessed
Some are, and must be, greater than the rest.

La primera ley del Cielo es el orden; y, admitido esto, algunos son, y deben ser, más grandes que los otros. Alexander Pope, Essay on Man, 1733.


A lo largo de la historia se ha invocado con frecuencia la razón o la naturaleza del universo para santificar las jerarquías sociales existentes presentándolas como justas e inevitables. Las jerarquías solo duran unas pocas generaciones, pero los argumento, retocados para la justificación de cada nueva ronda de instituciones sociales, circulan indefinidamente.
(Stephen Jay Gould, La falsa medida del hombre,(1996, 1981), E. Crítica, 2003).


Zirbêth

jueves, octubre 21, 2004

CANTAR LAS FORTY

Hoy el trabajo ha sido de lo más edificante. No, no ha aparecido Sting y me ha cantado una balada, ni tampoco Bono (o los dos juntos, ¿imaginais?, me da un jamacuco allí mismo). La que ha cantado y bien alto he sido yo. Para poneros en situación, os diré que me ha tocado en la planta de abajo, donde está el national team, es decir, casi todo trabajadores ingleses, y era un CAOS, así, con mayúsculas. Paul, el manager, tiene cambiitis aguditis, es decir, que todo los días quiere remodelar el ala oeste, es decir, cambiar la ropa y los accesorios de sitio. Entiendo que lo hace para que los clientes tengan que buscar más rato lo que quieren y que, de paso, se dejen la pasta en cosas que no buscaba porque no necesitaba, pero caray, que barato está... Pero, a veces, se pasa. Y lo de hoy no era una tienda, era la selva de Paraguay (dice mi amiga Sandra que es tremenda).

Lo de cambiar todo de sitio a diario tiene dos inconvenientes (bueno, más): los que ordenamos las cosas que llegan cada día, nos volvemos locos buscando donde van, y el proceso se hace interminable y, francamente, mareante hasta el dolor de cabeza gordo, o bien, pasan de ordenar y sueltan las cosas en donde primero pillan, y acaba todo hecho un completo desastre, con lo que los que nos lo tomamos en serio terminamos trabajando doble o triple; la segunda mala consecuencia es que para cambiar hay que desmontar y todo queda bloqueado, el paso de los clientes es dificultoso, el atenderles, también, pero el que los niñatos y niñatas que van allí a ligar y charlar con los colegas se escondan en el alboroto y se toquen, con perdón los cojones o los ovarios (según proceda), eso se ve favorecido. Y lo de que, cuando alguno de los críos hace algo mal (tipo dedicarse a probarse ropa en vez de hacer lo que deben), nos "castiguen" a todos a quedarnos quince minutos más... Vamos, que me parece fatal.

Pues estaba la tienda patas arriba, y Rob, uno de los niñatos, pasando de hacer nada en absoluto. Me he ido calentando, así, gradualmente del mosqueo al cabreo, y ha llegado un momento en que he saltado. La segunda vez que le he dicho que se pusiera a hacer algo, me suelta "You are not a supervisor", osea, tu no mandas en mí. Le he espetado que sí que lo era, primero, así que se ha ido a preguntarle a Paul, que claro, le ha dicho que no, en vez de agarrarlo y decirle ¿Por qué lo preguntas, pedazo de vago?, que es lo que yo hubiera hecho. Cuando ha vuelto, triunfal, le he dicho que en efecto no soy supervisora, pero que me daba igual, que era su compañera de trabajo y que si él no trabaja y tengo que trabajar por mí y por él, que entonces quiero su paga y que, o movía el culo, o me iba a encargar de que lo echasen, porque aquí se viene a trabajar, no a...

La que se ha liado. Al rato, todo el mundo lo sabía. Se fue a chivarse a varias de las niñas y, cuando por fin una se atrevió a decirme algo, me vino con el rollo de que yo no soy supervisora y ese no es mi trabajo. "Tampoco lo es hacer lo que Rob no hace", le acabé diciendo.

Carajo, no se dan cuenta de que, al no trabajar, no joden a los jefes, joden a los compañeros que son más mayores y trabajan para algo más que pagarse las copas del finde y comprarse el último modelo de móvil. ¿Soy una carca, me hago mayor? No, siempre he sido así, por eso me cabreaban tanto los malditos trabajos en grupo en la universidad en los que, por lo general, uno o dos currabamos y el resto se apuntaba la buena nota.

Voy a escribir una cosilla y la voy a poner en la mesa del comedor. Y voy a hablar con Paul sobre un par de temas, es decir, lo de los castigos a todos por la falta de uno, lo de redecorar la tienda a diario, lo de desautorizar a los supervisores o a la gente que pide que se encargue de la disciplina y lo de que, si alguien no trabaja, para eso está el periodo de prueba, para despedirles. Que el trabajo es duro, pero se hace mucho más duro si sólo unos pocos trabajan por los muchos que no lo hacen. Y seguro que se me iran ocurriendo más cosillas. El que le joda trabajar allí, que se vaya, como hice y voy a hacer yo, pero si dices que sí a las condiciones del contrato, no es para luego pasar de todo.

Cómo se nota que vengo de un país donde quien tiene un trabajo, tiene un tesoro...

Zirbêth

APOLOGÍA DE LAS RUBIAS

Del diccionario de la Real Academía de la Lengua Española:

Rubia (1): 1. Planta vivaz, de la familia de las rubiáceas, con tallo cuadrado, voluble, espinoso y de uno a dos metros de longitud; hojas lanceoladas, con espinas en el margen, en verticilos, cuádruplos o séxtuplo; flores pequeñas amarillentas, en racimos axilares o terminales; fruto carnoso, de color negro, con dos semillas y raíces delgadas, largas y rojizas. Es originaria de Oriente y se cultiva en Europa por la utilidad de la raíz, que después de seca y pulverizada sirve para preparar una sustancia colorante roja muy usada en tintorería. 2. Raíz de esa planta.

Rubia (2): Pececillo teleósteo de agua dulce, del suborden de los fisóstomos, que apenas llega a la longitud de siete centímetros; de cuerpo alargado, tenue, casi cilíndrico, cubierto de menudas escamas, manchado de pardo y rojo, y con una pinta negra en el arranque de la cola. Es común en los ríos y arroyos de España, donde se pesca a flor de agua.

Rubia (3): Moneda árabe de oro, equivalente a la cuarta parte del cianí.


Como podéis comprobar, ni las plantas, ni los peces ni las monedas árabes son mujeres de pelo color rubio, del que el diccionario dice:

Rubio: 1. Del color parecido al del oro. Dícese especialmente del cabello de este color y de la persona que lo tiene. 2. Mata, salsa rubia. 3. Pez teleósteo, marino, del suborden de los acantopterigios, de unos tres decímetros de largo, cuerpo en forma de cuña adelgazada hacia la cola, cabeza casi cúbica cubierta de láminas dura, con hocico saliente y partido; ojos grandes con dos espinas fuertes en la parte posterior; dorso de color rojo negruzco, vientre plateado, aletas pectorales azules, de color amarillo rojizo las demás, y delante de las primera tres apéndices delgados y cilíndricos de tres a cuatro centímetros de largo. Abunda en los mares de España. 4. Centro de la cruz en el lomo del toro. 5. Coche automóvil con la carrocería total o parcialmente de madera en su color natural y que suele tener una puerta en la parte posterior, además de las laterales. Platino, color del cabello, rubio muy claro.

Lo dicho, aparte de hacer referencia al color, ni una palabra sobre esas mujeres, o bien voluptuosas y que levantan las miradas y los novios, o bien esas tontas facilonas de cuya integridad mental se duda tan a menudo. Así que, más vale que nos ajustemos a definiciones objetivas que no hacen absurdas valoraciones del Cociente de Inteligencia, ni de las que provienen de la envidia, porque vamos.

Y ustedes dirán, ¿y a que viene eso? Pues va para tí, Vicky, que te metías conmigo diciendo que perdía puntos de inteligencia por teñirme de rubia. Aunque, claro, me dirás que eso lo digo ahora para justificarme y porque, dado que he vuelto al pelo oscuro, por fin mis neuronas procesan...

Zirbêth, de mucho mejor humor

VACÍO

Llueve y graniza, y el agua en sus distintos estados lo llena todo. Todo, menos a mí, que me siento absolutamente vacía. Ojalá sea cosa del síndrome premestrual y no, como temo, producto de la soledad más presentida que presente. El té que me estoy tomando, o mareando con la cucharilla y mirando, más exactamente, necesita leche, aunque sea una poca, para que me sepa bien. Así, solo, me resulta bastante poco saboreable. Mis días, sin un poco de él, resultan también insípidos a la larga.

¿Por qué mi corazón escoge siempre caminos tan complicados? Deberías dejarle y buscarte alguien que te de lo que quieres/lo que necesitas, me dicen a veces.Pero, es a él a quien quiero. Tan mala idea es obligarse a estar con alguien por compromiso como dejarle por razón de conveniecias.

A veces, hago lo que quiero, la mayor parte del tiempo hago lo que debo hacer. Menos mal que ponerle leche al té solo depende de acercarme a la nevera un momento.

Zirbêth

EL TIEMPO Y EL CINE

Tengo comprobado que, cuando no se sabe de que hablar, dos de los temas que a los que la gente suele recurrir para romper el hielo son el tiempo atmosférico y el cine. El primero es eso que sigue siendo incontrolable para el hombre, el segundo es exactamente lo contrario: un lugar donde todo sucede tal y como está planeado. Incluso las condiciones atmosféricas. Qué fácil sería la vida si al iniciar una conversación, la respuesta del interlocutor fuese exactamente la que queremos oir. Qué fácil y qué aburrida.

Zirbêth

LOS ERRORES Y EL ERROR

Raro es el día que no aparece en los titulares de periódicos noticias sobre cómo unos niños, unos civiles, una boda, un supermercado, etc., han muerto o han sido bombardeados por error. Se trataba de dar a los malos, de verdad, no a esos pobres buenos, ahora víctimas colaterales. Llaman errores a los objetivos fallidos o a los fallos de objetivo. Vamos que han apuntado mal.

¿Cuándo se darán cuenta de que el error no es apuntar mal, sino usar las armas con las que se apunta? Cuando uno apunta con el dedo, rara vez mata a nadie. El error no es matar a la persona equivocada, el error es matar.

Zirbêth

EL QUE ESPERA

Desespera, dice una voz popular. Que verdad tan verdadera. Sin noticias de Gurb.

Zirbêth

miércoles, octubre 20, 2004

NOCHE Y DÍA

¿Por qué de adolescentes nos atrae tanto la noche? Recuerdo auqellos días especiales en que me dejaban quedarme hasta más de las doce y vivía esas horas de más como si realmente algo increible estuviese pasando o, más exactamente, como si fuese a ocurrir algo excepcional. Porque estaba claro, de noche, sin nadie que nos vigilase ni nos viese, en ese tiempo habitualmente prohíbido, lo que ocurriese debía ser algo que no podía pasar a la luz del sol.

La noche, ese mito reservado a los adultos, ese otro secreto de la niñez, como el amor, o el sexo. Es más, de todos es sabido que el sexo y el amor son cosas que ocrren por la noche. Así que, estar fuera de noche era como una incursión furtiva y breve en la madurez (eso creíamos, que ingenuos).

Luego, ser mayor resulta estar lleno de complicaciones, y si es cierto que uno gana ciertas libertades (entre ellas, acostarse a la hora que le de la gana), no es menos cierto que la verdadera libertad está muy restringida. El cole sigue, sí, y aunque te pagan por él (más o menos) eso no te da ninguna independencia, sino más bien al contrario. Trabajo, alquiler o hipoteca, luz, gas, trabajar más y más para, de vez en cuando, disfrutar de esas cosas que tanto te gustan pero que, para variar, cuestan dinero, si no por si mismas, por el que no estás ganando al no estar trabajando.

Ya sé, ya sé, que pesimista estoy. Si vosotros hubiéseis trabajado doce horas ayer y, al cabo de siete, otras once, tampoco estaríais muy optimistas. Tendríais un dolor de pies y de riñones tremendo, por la de horas seguidas de pie.

Pensar que hasta finales de noviembre no cobraré nada, me pone de muy mala hostia.

Pero, volvamos a lo de la noche. Ahora soy mayor, adulta, vieja dicen algunos, me llaman abuela los muy gañanes. Te haces mayor y descubres que la magia de la noche la han mercantilizado y que, junto con lo de estar despierto y en la calle, ahora hay que vestir bien, maquillarse, depilarse llegado el caso, ir a lugares sociales donde te venden en botella la falsa energía para disfrutar de la magia que, la verdad, rara vez se encuentra en esos sitios.

Y pienso, ah, el día, el sol, la luz y el aire, el silencio en un bosque que no es silencio, sino ausencia de ruídos. Caminar sobre tierra y roca, leer, tumbarse al sol, sudar toda la sociedad por los poros de la piel y renovarse. Habrá quien diga que eso es otra de las opciones de consumo. No sé, ahora mismo me da igual la hora del día o de la noche, quiero descansar de las cosas de cada día, del dormir sola, del esperar lo que nunca sucede, del silencio de mis cuatro paredes y del ruído del exterior.

Ya sé. Me gustaría estar en un bosque con un riachuelo, tumbada y con las aguas pasándome por el cuerpo, el sonido del aire en las copas de los árboles y del agua sobre las piedras y la arena del río. Calor y frescor al mismo tiempo.

Aunque lo cambiaría todo, todo, por tenerle esta noche conmigo y que me dijese que me quiere, por una vez...

Zirbêth

NO HACE MEDIA HORA...

...que he llegado a casa. Me duele todo el cuerpo y, claro, debería irme a la cama ya, pues a las siete y media debo levantarme para otra adorable jornada de trabajo de once horas. Estoy en éxtasis.

No sé que habrá pasado con el abuelo, no me han llamado ni escrito. Los ingleses dicen "no hay noticias, buenas noticias", pero no sé si se puede aplicar eso a Saruman. ¿Cómo estarán, todos, desde el abuelo hasta Saruman, pasando por el resto de la familia?

En fin, sin noticias de Gurb.

Zirbêth

martes, octubre 19, 2004

VAN A SER DOS DÍAS MUY LARGOS

Hoy y mañana van a ser dos días largos y pesados. Entro en un rato, a las doce, y trabajo, probablemente, hasta las once y media de la noche. Y mañana, de ocho y media a seis cuarenta y cinco. Vamos, que me temo que lo de escribir en el blog o leer correo o, simplementre, relajarme, va a ser como imposible. Estoy cansada ya sólo de pensarlo. En diez minutos me iré y ya no volveré hasta las doce de la noche. Me estoy agobiando... Y sin noticias de Gurb.

Zirbêth

lunes, octubre 18, 2004

CON EL ALMA EN VILO

Le han abierto y han vuelto a cerrar. El cáncer está demasiado extendido, no hay nada que hacer. Creo que no le han dicho que es cáncer, pero él siente que se está muriendo. Sabe que lo que le pasa es que se está muriendo, aunque no tenga un certificado médico con detalles del asesino. Está muy débil y temen que no salga de la pseudointervención. Espero que despierte, que Saruman pueda despedirse de su abuelo, que le de un beso de mi parte y que aún viva un poco más, para que le de tiempo a despedirse de aquellos a quienes ama. Sé que él querría. Ha vivido una vida larga y muy intensa, siempre al timón de su nave decidiendo el rumbo. Estoy convencida de que en esta, su última travesía, también querría estar él al frente.

Ojalá pase esta noche. Ojalá tenga aún varias semanas más. Es decir, ojalá le tengamos nosotros varias semanas más. Me llama nieta, aunque es el abuelo no común de Saruman, mi primo, y la que escribe. Espero poder verle una vez más. Al menos.

Zirbêth

UN DÍA MUY LARGO, PERO PROVECHOSO

Me he despertado a poco de pasar las ocho de la mañana. Me he levantado y he fregado los platos y desayunado, y luego he sido una niña buena y me he puesto con el marrón que su Bajestad amablemente me endosó (vale, ya sé que se lo pedí yo, pero me puedo quejar, ¿no?). A eso de las doce y media, con el cosquilleo en el culo de ya varias horas frente al ordenador, me he ido a hacer unos recados, con la bici, tranquilamente. Cuando he vuelto, una hora más tarde, el frigorífico ya casi había terminado de descongelarse, así que entre mi casero-que-es-un-sol y yo, lo hemos subido a la cocina nueva y me he pasado la siguiente hora friega que te friega, hasta que ha quedado como los chorros del oro o, más exactamente, blanco como la nieve. Luego, he fregado la nevera pequeña que hasta ahora nadie usaba y la he colocado sobre el frigorífico, de manera que cuando mi nueva compi de piso aparezca tengamos sitio para las dos sin demasiadas estrecheces. Luego, he vuelto a sentarme aquí y hace apenas dos minutos he terminado el marrón de su Bajestad, que ojalá le guste y que, cuando vuelva en noviembre de mi visita española, espero que disfrutéis también vosotros.

Pero ahora mismo estoy agotada. No he leído nada en todo el día, ni tampoco traducido ni estudiado. Y ya tengo ganas de irme a la cama. ¡Pero si es tempranísimo, cómo puede ser! No sé, tengo el cuerpo raro, algo no anda bien, lo intuyo. Supongo que no pasa nada si hoy no escribo demasiado.

Zirbêth

JULIETA

Seguramente, Julieta no pudo dormir en toda la noche, o sólo al final, cuando la rindió el agotamiento, pues incluso la excitación del primer amor tiene sus límites. Entraría en su habitación y daría las buenas noches a su ama. Ya sola, se quedaría mirándose en el espejo, como tratando de descubrise a ella misma, sabiéndose cambiada, distinta para siempre, pero aún la misma. Se sonrojaría al acariciarse los labios con las yemas de los dedos fríos de la noche, los mismos labios que recibieran apenas unos minutos atrás sus besos. Esos besos que ya siempre echaría de menos, que recordaría como la fragancia más embriagadora, como si ellos sólos fueran un universo aparte. ¿Cómo puede una caricia volver el mundo del revés, disolver el tiempo y a ella misma en un nota tensa en la madrugada?

Buenas noches, buenas noches... La despedida es tan dulce pena, que diré buenas noches hasta que amanezaca.

Seguramente fue así como se durmió. Murumurando buenas noches hasta su último aliento consciente. ¿Cabe acaso mayor gozo?

Zirbêth

domingo, octubre 17, 2004

DISTRAIGO LA MENTE

Sé que los dos posts anteriores han sido un poco áridos, e imagino que habrá quien no lea el más largo, porque se las trae un poco. Pero reconozco que estoy apasionada por todo lo que estoy aprendiendo. Aunque también hay algo de terapéutico en esto de leer filosofía y ensayo. Sobre todo en días como hoy, en que echo de menos tantísimo al Calvo, en que me parece que queda una eternidad para verle y pasar un rato con él. En fin, disculpadme un poco.

Por otro lado, como comentaba con Oron hace unos instantes, me alegra ver que no soy la única con la inquietante sensación de que el modelo de pensamiento simplificador utilizado para el progreso, el método científico, cuyo éxito es sólo parcial, pues hace avanzar la técnica, pero sin un avance paralelo de la ética. Pero, al ser tan exitoso en cuanto a resultados inmediatos (muy llamativos) en algunos campos, se aplique ese mismo pensamiento simplificador para elucidar asuntos que de ningún modo se pueden resolver simplificando, pues se arriesga uno a pasar por alto demasiados detalles, todos aquellos que la persona que realiza el estudio considera poco importantes para su esfuerzo sistematizador, eliminando por tanto del estudio datos que siempre serán cruciales. Puede que se piense que, entonces, si no se puede ser objetivo a la hora de enumerar los datos del problema, ¿cómo se va a poder llegar a una solución fiable? Pero es que, tratándose de asuntos humanos,¿cómo va a haber una única solución, o dos, o tres? Aun cuando se trate de no ignorar ninguna variable, éstas cambian tan deprisa, que la que parecía solución hoy no lo es mañana, y mucho menos dentro de un año. ¿Cómo tratar de basar el estudio de lo subjetivo en datos objetivos? ¿Puede lo subjetivo proporcionar tales datos objetivos, acaso?

Despreciar esas otras ciencias por no poder reducirse a una serie de teorías y leyes sencillas y considerarlas como no científicas o de segunda fila, me parece un grave error. Porque, si bien es cierto que la Física y la Matemática son de ese tipo de ciencias llamadas exactas y empíricas, ¿de qué sirben realmente si las desvinculamos del ser humano, si las emancipamos hasta el punto de hacerlas parecer algo casi sagrado, es decir, algo a no mexclar con la "mediocridad" de las ciencias humanas? No sé si me estoy explicando bien...

Lo que intento decir es que las ciencias exactas son más astractas, pero no más importantes que, por ejemplo, la psicología. Que un saber humanista no puede prescindir de ninguna de las ciencias del hombre. Que ha de tratar de volverse a asociar lo que se disoció por ambición simplificadora, que las barreras epistemologícas entre las ciencias exactas, las humanas, las experimentales y las empíricas no deben instituirse en otro modo más de sesgar el conjunto del mundo, de crear clases de mejores y peores que se conviertan en modos de mantener la injusticia de las diferencias económicas sociales que dejan a unos como esclavos y sirvientes de unos pocos (y conste que no me refiero a que los científicos nos tengan esclavizados a los no científicos), que es una de las cosas que está pasando. Y también me preocupa que los científicos dejen la ética en casa cuando se van a trabajar en sus laboratorios y se enfrascan en crear nuevos modos de matarse unos a otros.

Trabajar con conciencia, y no sólo pensando en la superviviencia o el enriquecimiento; sé que es mucho pedir, pero eso es a lo que me refiero. No trabajar en una fábrica de armas mirando para otro lado y haciendo como que la cosa no va con uno, que sí, que las bombas matan, pero yo no las tiro, eso es otro. Mientras están guardadas, aseguran la paz... Menuda mentira más gorda. No nos engañemos, el ministerio de defensa es en realidad de guerra, en todos los países.

Zirbêth, que está muy cansada y pierde el hilo...

CEGUERA EN EL CONOCIMIENTO: CITA LARGA

La patología del saber, la inteligencia ciega

Vivimos bajo el imperio de los principios de disyunción, reducción y abstracción, cuyo conjunto constituye lo que llamo el "paradigma de simplificación". Descartes formuló ese paradigma maestro de Occidente, desarticulando al sujeto pensante (ego cogitans) y a la cosa extensa (res extensa), es decir filosofía y ciencia, y postulando como principio de verdad a las ideas "claras y distintas", es decir, al pensamiento disyuntor mismo. Este paradigma, que controla la aventura del pensamiento occidental desde el siglo XVII, ha permitido, sin duda, los enormes progresos del conocimiento científico y de la reflexión filosófica; sus consecuencias nocivas ulteriores no se comienzan a revelar hasta el siglo XX.
Tal disyunción, enrareciendo las comunicaciones entre el conocimiento científico y la reflexión filosófica, habría finalmente de privar a la ciencia de toda posibilidad de conocerse, de reflexionar sobre sí misma, y aun de concevirse científicamente a sí misma. Más aún, el principio de disyunción ha aislado radicalmente entre sí a los tres grandes campos del conocimiento científico: la Física, la Biología, la ciencia del hombre.
La única manera de remediar esta disyunción fue a través de otra simplificación: la reducción de lo complejo a lo simple (reducción de lo biológico a lo físico, de lo humano a lo biológico). Una hiperespecialización habría aún de desgarrar y fragmentar el tejido complejo de las realidades, para hacer creer que el corte arbitrario operado sobre lo real era lo real mismo. Al mismo tiempo, el ideal de conocimiento científico clásico era descubrir, detrás de la complejidad aparente de los fenómenos, un Orden perfecto legislador de una máquina perfecta (el cosmos), hecha ella misma de micro-elementos (los átomos) diversamente reunidos en objetos y sistemas.
Tal conocimiento fundaría su rigor y su operacionalidad, necesariamente, sobre la medida y el cálculo; pero la matematización y la formalización han desintegrado, más y más, a los seres y a los existentes por considerar realidades nada más que a las fórmulas y a las ecuaciones que gobiernan a las entidades cuantificadas. Finalmente, el pensamiento simplificante es incapaz de concebir la conjunción de lo uno y lo múltiple (unitas multiplex). O unifica abstractamente anulando la diversidad, o, por el contrario, yuxtapone la diversidad sin concebir la unidad.
Así es que llegamos a la inteligencia ciega. La inteligencia ciega destruye los conjuntos y las totalidades, aisla todos los sujetos de sus ambientes. No puede concebir el lazo inseparable entre el observador y la cosa observada. Las realidades clave son desintegradas. Pasan entre los hiatos que separan a las disciplinas. Las disciplinas de las ciencias humanas no necesitan más de la noción de hombre. Y los ciegos pedantes concluyen que la existencia del hombre es sólo ilusoria. Mientras los medios producen la cretinización vulgar, la Universidad produce la cretinización de alto nivel. La metodología dominante produce oscurantismo porque no hay más asociación entre los elementos disjuntos del saber y, por lo tanto, tampoco posibilidad de engranarlos y de reflexionar sobre ellos.
Nos aproximamos a una mutación sin precedentes en el conocimiento: éste está, cada vez menos, hecho para reflexionar sobre él mismo y para ser discutido por los espíritus humanos, cada vez más hecho para ser engranado en las memorias informacionales y manipulado por potencias anónimas, empezando por los jefes de Estado. Esta nueva, masiva y prodigiosa ignorancia es ignorada, ella misma, por los sabios. Estos, que no controlan, en la práctica, las consecuencias de sus descubrimientos, ni siquiera controlan intelectualmente el sentido y la naturaleza de su investigación.
Los problemas humanos quedan librados, no solamente a este oscurantismo científico que produce especialistas ignaros, sino también a doctrinas obstrusas que pretenden controlar la cientificidad (al estilo del marxismo althuseriano, del econocratismo liberal), a ideas clave tanto más pobres cuanto que pretenden abrir todas las puertas (el deseo, la mimesis, el desorden, etc.), como si la verdad estuviera encerrada en una caja fuerte de la que bastara poseer la llave, y el ensayismo no verificado se reparte el terreno con el cientificismo estrecho.
Desafortunadamente, la visión mutilante y unidimensional se paga cruelmente en los fenómenos humanos: la mutilación corta la carne, derrama la sangre, disemina el sufrimiento. La incapacidad para concebir la complejidad de la realidad antroposocial, en su micro-dimensión (el ser individual) y en su macro-dimensión (el conjunto planetario de la humanidad), ha conducido a infinitas tragedias y nos condujo a la tragedia suprema. Se nos dijo que la política "debe" ser simplificante y maniquea. Lo es, ciertamente, en su versión manipulativa que utiliza a las pulsiones ciegas. Pero la estrategia política requiere al conocimiento complejo, porque la estrategia surge trabajando con y contra lo incierto, lo aleatorio, el juego múltiple de las interacciones y las retroacciones.

(Edgar Morin, Introducción al pensamiento complejo, Editorial Gedisa, 2004.=)

EDGAR MORIN Y EL PENSAMIENTO COMPLEJO

El libro que me estoy leyendo ahora mismo venía indicado en la bibliografía de Hacia una didáctica crítica que me leí este verano. Un día, Oron me dijo que se iba de cacería de libros, así que le pedí que me lo buscara, y así lo hizo. Desgraciadamente, no lo encontró de segunda mano, así que costó catorce euros sin llegar a las doscientas páginas (ya sé, da la sensación de que compre al peso). Bueno, aún no llevo más que cuarenta, y sin embargo, me alegro de haber pagado por él. Es de Edgar Morin, un aventurero intelectual que nació en París en 1921 y dejó sus estudios de Derecho e Historia para unirse a la Resistencia contra los nazis y que, una vez acabado el conflicto bélico, siguió siendo la pauta de su vida. Como reza la introducción de Marcelo Pakman: Su estilo "resistente" no lo abandonara en el resto de su vida, expresándose tanto en su tendencia a no dejarse abarcar por discursos totalizantes, como en sus enfrentamientos con los establishments de disciplinas diversas que lo han visto siempre como "ajeno", como "extraño", al no poder aceptar su estilo transgresor de fronteras disciplinarias, de libre disposición de conceptos para ser usados en contextos diferentes, de rigor acompañado [...] por una imaginación al servicio de su práxis cotidiana de complejización de los discursos teóricos y las prácticas en el campo de las ciencias sociales.

Empieza con una introducción donde da cuenta de su intención de explicar la necesidad de un pensamiento complejo frente a la insuficiencia y las limitaciones del pensamiento simplificante. Frente a la desintegración de la complejidad de lo real que persigue el pensamiento simplificador, Morin opone integrar lo máximo posible los modos simplificadores de pensamiento con la ayuda del pensamiento complejo, pues "rechaza las consecuencias mutilantes, reduccionistas, unidimensionales y finalmente cegadoras de una simplificación que se toma por reflejo de aquello que hubiere de real en la realidad". Advierte del riesgo de creer que la complejidad lleva a la eliminación de la simplicidad y de confundir complejidad con completud. "Uno de los axiomas de la complejidad es la imposibilidad, incluso teórica, de una omniciencia". Aspira al pensamiento multidimensional. Y nos previene contra la ceguera, el error y la ignorancia que están creciendo a la par que los conocimientos desprendidos del uso de los métodos de verificación empírica y lógica.

Nos es necesaria una toma de conciencia radical:

1. La causa profunda del error no está en el error de hecho (falsa percepción), ni en el error lógico (incoherencia), sino en el modo de organización de nuestro saber en sistemas de ideas (teorías, ideologías);
2. Hay una nueva ignorancia ligada al desarrollo mismo de la ciencia;
3. Hay una nueva ceguera ligada al uso degradado de la razón;
4. Las amenazas más graves que enfrenta la humanidad están ligadas al progreso ciego e incontrolado del conocimiento (armas termonucleares, manipulaciones de todo orden, desarreglos ecológicos, etc.).

(Edgar Morin, Introducción al pensamiento complejo, Editorial Gedisa S.A., 2004)


Zirbêth

sábado, octubre 16, 2004

DEMASIADO TÍPICO

"No me puede estar pasando esto a mí", se dijo, mientras se levantaba del suelo y miraba el pendiente a contraluz, aunque le había bastado palparlo para identificarlo como ajeno. Se sentó un momento en la cama y le vinieron a la mente, al menos, cinco películas y tres novelas (malas casi todas) donde la esposa descubría la infidelidad del marido al encontrarse un pendiente ajeno bajo la cama. Le vino la escena de Andy McDowell aspirando la casa y descubriendo la prueba de que su marido se la estaba pegando con su marido, en aquella cinta, Sexo, mentiras y cintas de video, y se descubrió imaginándose a ella con el morenazo de Gallager envueltos en mil sudores.

Se echó el pendiente al bolsillo. Su marido estaba en la ducha. Se fue a la cocina he hizo como si nada. Al día siguiente, cuando su marido se fue a trabajar, salió a la calle y compró otro par de pendientes y dejó uno de ellos justo donde había encontrado el de la amante. Luego, un poco antes de que llegase su marido, colocó la cámara de video de modo que enfocase debajo de la cámara y la dejó grabando, escondida bajo unas ropas. Cuando el marido llegó, le dijo que bajaba a por tabaco, dejándole el campo libre. Pero al volver, el pendiente seguía allí. Paró la cámara mientras estaban cenando y viendo una película, y la volvió a conectar antes de irse a la ducha. Al día siguiente, la cara de su marido le miraba algo colorada por la postura desde debajo de la cama.

Hizo un par de llamadas de teléfono, cogió las maletas y metió dentro toda la ropa, la bolsa de aseo, los zapatos y escribió una nota. Llamó a un taxi y se fue a un buen hotel de las afueras. Con la tarjeta de crédito de él, reservó la mejor suite para dos noches, ordenó champán y una langosta. Cuando se sintió satisfecha, se fue de nuevo a la ciudad, compró un móvil con la misma tarjeta hizo un par de llamadas. Llegó a casa justo para atender a su cita de las cuatro y luego se fue a darse un baño espumoso. Desde la bañera llena de agua hirviendo y espuma, mandó un mensaje desde el nuevo móvil.

El día había sido un verdadero infierno. Primero, ella le había dejado. Se había quedado pálida como polvo de talco y, a la vez que dos lagrimones le corrían por el rostro, le había pedido que se fuera, primero con voz queda, luego gritándole como una posesa. Como él no entendía el porque, trató de acercársele para abrazarla, pero ella le había empezado a golpear y, cuando se había logrado zafar, aún sorprendido y sin dar crédito a lo que sucedía, ella empezó a lanzarle los objetos que iba encontrando a su alcance. A causa de la pelea, que seguía sin explicarse, había llegado tarde a una reunión con un cliente nuevo y lo había perdido. Al llegar a la oficina, su jefe le esperaba con cara de pocos amigos, pero no gastó demasiada saliva: "Despedido". Y, sin más, llamó a seguridad. Tuvo el tiempo justo para recoger sus cosas, bajo la atenta mirada del guardia de seguridad y su secretaria (ex-secretaria entonces), que vigilaban para que no se llevase información confidencial.

Se fue a casa con intención de relajarse y contarle todo a su mujer, pero al llegar la llave no abría. Estaba por llamar al cerrajero, cuando le llegó un mensaje al móvil. "Ven lo antes posible, estoy impaciente", y una dirección en las afueras. Se quedó un momento pensativo, aplicó el oído a la puerta conteniendo el aliento, pero no escuchó nada. Se dio la vuelta y se marchó. Por fin parecía que algo le salía bien ese día. Seguramente era ella, arrepentida por la escenita (no era la primera vez que le montaba una, aunque esta había sido sin duda alguna la más espectacular). Necesitaba echar un polvo para relajarse y contarle lo del trabajo. Bueno, en realidad le daba igual, ya que era más una tapadera que otra cosa. Su verdadero negocio era otro. Por eso, lo más importante era reconciliarse con ella. Ya llamaría a casa para ver que pasaba con la puerta. Aparcó el coche frente a la entrada del hotel, un caserón antiguo muy bonito y bien cuidado, al estilo de los palacetes de finales del siglo pasado. En recepción le dieron la llave y subió a la habitación. Una música suave se colaba por entre las rendijas de la puerta y el olor a jabón de lavanda perfumaba la habitación. No vio las maletas, pues estaban tras la cama, alta y con dosel, y él se había dirigido directamente al cuarto de baño, de donde parecía provenir la música. La nota estaba sobre el lavabo, y la abrió concierto reparo. Dentro, encontró un pendiente y una nota que decía. "No vuelvas nunca".


Zirbêth.

PITORREO EN EL CURRO

Cuando he llegado a las doce al curro, dudo que quedase una sola persona que no supiera lo de mi aventura capilar. La madre que le parío (a mi jefe), que le gusta hacerse el megaserio y tal, pero no veas el tío, le ha ido con el chisme a todo el que se ha encontrado por el camino. Llegué, y cada vez que me cruzaba con alguien, me miraban y decían "¿Qué tal tu pelo?". Y yo sonreía, porque la verdad es que me he reído mogollón, aunque de recuerdo tengo ahora mismo una ceja y parte de la frente colorada por quemadura. Ya sé, ya sé, "Parece mentira, con la de años que tienes, esas cosas se hacen de joven, no ahora...". Pero, seamos sinceros o, al menos, sinceras: ¿Cuál de nuestras madres nos hubiera dejado hacer semejante cosa cuando teníamos 17 o 18 años? Porque a mí, no me dejaba, vamos. Si mi regalo de cumpleños de los diecisiete fue, precisamente, dejarme teñirme de pelirroja (soy pelirroja vocacional, me he tirado desde los diecisiete hasta los treinta y uno de ese color, y volveré, ya veréis). Y me controló para que el tono apenas se notara, así que, bueno, es ahora, en Valinor, lejos de todos los dispuestos a correrme a gorrazos, cuando me lo he permitido. Estaba horrorosa. Pero me reí, como ya he repetido hasta el aburrimiento. Mi jefe, cada vez que se ha cruzado conmigo, se ha descojonado.

En fin, que ha sido un día agradable, pese a ser sábado y tocarme caja, que es horrible, es no parar en las cinco horas que dura el turno. Y yo con un colacao y un zumo hasta hace un ratito, que me he cenado unas hamburguesas vegetarianas con patatitas, queso azul y ahorita me voy a tomar un vaso de leche, para completar el atracón.

Una compañera que ha estado conmigo empacando me ha preguntado si siempre estoy de ese buen humor. No, más quisiera yo. Y, sobre todo, vosotros. Porque de mala leche soy inaguantable, sobre todo si comparamos el carácter español con la flema inglesa. Se asustan. Le he dicho que disfrutase, que ya me vería de otro modo y lo iba a echar de menos.

Últimamente, entre hablar del trabajo y del pelo dichoso, esto debe estar resultando aburridísimo. Voy a ver si escribo un cuento, o algo, y os lo cuelgo. Pero con cuerda de seda, que luego la llaman a una bárbara sádica.

Zirbêth

UF, VUELTA AL CASTAÑO

Estoy, ahora mismo, con toda la pringue en el pelo. He llamado al trabajo para pedir si podía entrar una hora más tarde, y cuando me han dicho que si es qué se me estaba quemando la casa o algo así, he tenido que bajar la cerviz y admitir mi felonía (para mi pelo, lo ha sido, creedme). Así que, nada, tal y como anoche comenté (no podía dormir) esta mañana me he plantificado en la puerta del super y, sin quitarme el casco de la bici, me he hecho de un tono castaño, que a ver que pasa sobre ese arcoíris inverosimil del blanco al rojo que tenía. Simon, mi jefe, quería que fuera sólo para verme la pinta. Que malo. Como se reía por teléfono. He querido hacerme una foto, no para enseñársela a nadie, si no para recordarme que no debo querer ser rubia escadinava, que me queda fatal. A ver que pasa cuando me lo enjuague, de aquí a un cuarto de hora. Madre, que loca estoy. Lo que me he reído. Claro, cuando el pelo se me empiece a caer, seguro que ya no me río tanto...

Zirbêth

NO, NO ME VAIS A MATAR

Porque nadie va a verlo. Salvo Vesania, que ya lo ha visto. Pero ella está muy lejos y no puede darme la merecida (merecidísima) colleja. Mañana, cuando abran la puerta de supermercado, Zirbêth va a estar esperando y va a ir corriendo corriendito a por un tono oscuro de pelo (ya veré, en el fondo me lo estoy pasando pipa), se va a volver a casa y va a pedir que le cambién un poco el horario, para que al ir al trabajo nadie me prohiba el paso. Mo me importa ir al super de esta guisa, a fin de cuentas, no me reconocería ahora mismo ni mi madre.

Azul, ¿Qué os parece?

Zirbêth, madremíaquelocaestoy...

SNIF, HA VUELTO A CASA

Y no ha esperado a la Navidad, como los turrones. Debe haberme echado de menos también, aunque por su carácter no diga nada, así, silencioso que es él. Pero yo le voy a seguir mimando, a ver si fue eso lo que le hizo largarse y darme este susto. Y es que, jo, como quiero a mi contador...

Zirbêth

viernes, octubre 15, 2004

ME VAIS A MATAR CUANDO ME VEÁIS...

Aunque, eso sí, tendréis que esperar a que mi madre haga los honores de inauguración. Porque cuando me vea, le va a dar un pasmo... Venga, pensad que es reversible, que no pasa nada, que en una tarde lo podría solucionar... No me miréis tan mal... Me apetecía jugar un rato, y me lo he hecho a mí, no a vosotros. Joooo...

Zirbeth, dehcoloría.

LIBROS Y MÁS LBROS

Soy un desastre y no sé como bajarme las fotos de la camara digital al ordenador. Si no, a lo mejor colgaba una foto de este dormitorio mío, como recuerdo para cuando deje de serlo y otros cuerpos descansen en mi cama, y otros pies descalzos caminen por la moqueta azul. Pero no sólo por eso. Es que tengo montones de libros, algunos ya metidos en maletas para, en mi próxima visita a España, dejarlos en Madrid. Aunque tampoco allí sé donde voy a meterlos.

La última vez que estuve en Madrid, los metí en cajas casi todos. Se escaparon la colección de Gredos de clásicos de Grecia y Roma y la biblioteca Tolkien. ¿Por qué lo hice? ¿Dónde voya colocarlos, a los españoles y a los ingleses?Madre mía, no sé que voy a hacer. Necesitaría estanterías, muchas estanterías. Tendré que pedir ayuda a la herrería enana, seguramente. El caso es que...

Creo que los he metido todos en cajas para darme el gustazo de redescubrilos y ordenarlos y darles sitios especiales, una vez más.

Zirbêth

WUAAAAAA!

¡Mi contador, dónde está mi contador! ¡Wuuuaaaaaaa!

Zirbêth

QUE ASCO DE CLIMA

Hoy ha vuelto a despertar el día bastante soleado, pero esta vez no me he dejado engañar, no señor. Me he abrigado, me he puesto el abrigo impermeable y he cogido un autobús. Había quedado con Sandra para ir a ver un piso, que se quiere mudar. Dice que paga mucho en el que está, aunque la verdad es que es una gozada. Así que, como iba a estar con personas y en plan relax, he decidido que me vestía de persona, no de ciclista. De poco ha servido, porque me he equivocado de parada (iba leyendo) y he tenido que ir corriendo a donde había quedado. Diecisiete minutos tarde, pero ella llegó uno más tarde aún que yo. Se perdió. Jejeje. Bueno, pues llegué sudada, pero nos tomamos un té en casa de Mario, el chico que le iba a mostrar el piso. Es un compañero de trabajo, majo, pero creo que el que yo fuese también le ha desilusionado. Deberíais haber visto como miraba a Sandra. Pobre, no sabía que Mono era su marido (sí, todos trabajamos en el mismo sitio).

Luego del té, nos hemos ido de tiendas, que no de compras. Nenas en la ruína. Mejor, cuando uno lleva dinero en el bolsillo y entra en tiendas como las de los North Lane, acaba dejándose la plata. Y, claro, al final ella ha caído en la tentación y se ha comprado unos potingues para el pelo. Yo sólo el tinte. Y medicamentos. Y hala, nos hemos despedido felices y nerviosas, y ella a su casa y yo a mí autobús. Puf que lata, el mío taradaba aún dieciocho minutos en llegar. Nada, me pillo uno que me deja a diez minutos de casa y andandini.

Menos mal que me llevé el abrigo. No es que me haya llovido, no, me ha diluviado y granizado. Otra vez a la lavadora con los pantalones y las zapatillas empapadas. Que asco de clima, Eru. Que ganas tengo de frío seco. De lo que sea, seco. Menos martini, que no me gusta.

Zirbêth.

RE-CITAS

Al final de El valor de educar, Savater ha metido una buena colección de citas de pensamientos sobre educación de otros autores, empezando por Homero, Platón y Aristóteles, pasando por Antonio Machado, Bertrand Russell o Max Horkheimer, y acabando con Michel Focault, Claude Lévi-Strauss, de los cuales yo sólo he leído alguna cosa de alguno de ellos, pero que tengo la sana intención de ir a por ellos, poco a poco. Savater las ha ido titulando siguiendo su propio criterio, y yo voy a mantener esa elección suya. Entre esas citas, de las que aún me faltan varias por leer, me han gustado especialmente dos.
Diagnóstico de la cultura moderna

En el momento actual, nuestras escuelas están dominadas por dos corrientes aparentemente contrarias, pero de acción igualmente destructiva, y cuyos resultados confluyen, en definitiva: por un lado, la tendencia a ampliar y a difundir lo más posible la cultura, y, por el otro, la tendencia a restringir y a debilitar la misma cultura. Por diversas razones, la cultura debe extenderse al círculo más amplio posible; esto es lo que exige la primera tendencia. En cambio, la segunda exige a la propia cultura que abandone sus pretensiones más altas, más nobles y más sublimes y se ponga al servicio de otra forma de vida cualquiera, por ejemplo el Estado.
Creo haber notado de dónde procede con mayor claridad la exhortación a extender y a difundir lo más posible la cultura. Esa extensión va contenida en los dogmas preferidos de la economía política de esta época nuestra. Conocimiento y cultura en la mayor cantidad posible -producción y necesidades en la mayor cantidad posible-, felicidad en la mayor cantidad posible: esa es la fórmula, poco más o menos. En este caso vemos que el objetivo último de la cultura es la utilidad, o, más concretamente, la ganancia, un beneficio en dinero que sea el mayor posible. Tomando como base esta tendencia, habría que definir la cultura como la habilidad con la que se mantiene uno "a la altura de nuestro tiempo", con que se conocen todos los caminos que permiten enriquecerse del modo más fácil, con que se dominan todos los medios útiles al comercio entre hombres y entre pueblos. Por eso, el auténtico problema de la cultura consistiría en educar a cuantos más hombres "corrientes" posibles, en el sentido en que se llama corriente a una moneda. Cuanto más numerosos sean dichos hombres corrientes, tanto más feliz será un pueblo. Y el fin de las escuelas modernas deberá ser precisamente este, hacer progresar a cada individuo en la medida en que la naturaleza le permite llegar a ser "corriente", desarrollar a todos los individuos de tal modo que a partir de su cantidad de conocimiento y de saber obtengan la mayor cantidad posible de felicidad y de ganancia. Todo el mundo deberá estar en condiciones de valorarse con precisión a sí mismo, deberá saber cuánto puede pretender de la vida. La "alianza" entre inteligencia y posesión, apoyada en esas ideas, se presenta incluso como una exigencia moral. Según esta perspectiva, está mal vista una cultura que produzca solitarios, que coloque sus fines más allá del dinero y de la ganancia, que consuma mucho tiempo. A las tendencias culturales de esta naturaleza se las suele descartar y clasificar como "egoismo selecto", "epicureismo inmoral de la cultura". A partir de la moral aquí triunfante, se necesita indudablemente algo opuesto, es decir, una cultura rápida,que capacite a los individuos deprisa para ganar dinero, y, aún así, suficientemente fundamentada para que puedan llegar a ser individuos que ganen muchísimo dinero. Se concede cultura al hombre sólo en la medida en que interese la ganancia; sin embargo, por otro lado se le exige que llegue a esa medida. En resumen, la humanidad tiene necesariamente un derecho a la felicidad terrenal: para eso es necesaria la cultura, ¡pero sólo para eso!
(Nietzsche, Sobre el porvenir de nuestras escuelas, 1ª, conf.)


Caramba, como me recuerda esto a ese señor que conocí este verano que nos contó que no veas que bien se vivía ahora, que todos comemos tres veces al día y que tenemos tele, más de un traje, medicinas... Claro, el vivío la guerra civil y la posguerra, pasó mucha hambre, mucha, y vivío mucha represión también. Para él, esto de consumir y consumir era el paraíso, parecía, pero sólo por contraposición a las muchas faltas de eso que tan básico nos parece a nosotros ahora. Es cierto, creo, aquello de que cuanto mejor estamos, a más aspiramos, pero no me gusta nada la cara consumista anticultural que tiene en este momento. Porque no nos cansamos de comprar cosas (ropa, coches cada vez mejores, ordenadores más potentes y rápidos, papel higiénico con más y más capas,...) porque no sabemos que lo que tratamos de saciar es algo que no llenan las cosas, algo que sólo llena la mente y la actividad creadora. Y conste que yo no me escapo de ese consumismo compulsivo. Es muy difícil, la verdad. Todo está montado para que te creas que consumir es lo que quieres. Y, es curioso que, cuando quieres comprar los materiales para hacerte tu la ropa o los muebles, por ejemplo, el precio es altísimo. Mucho más que si te compras lo corriente. Eso sí, luego puede que consigas vender bien caro lo que vendes... Vuelta a las ganancias como fin último.

La otra cita la dejo para otro día.

Zirbêth

DAMAS Y CABALLEROS...

...quiero anunciarles algo de gran importancia. Se me ha dormido el culo, me lloran los ojos y se me va a desencajar la mandíbula como siga bostezando de este modo que, de verme, les haría escandalizarse por mi falta de autocontrol y la poca educación demostrarda al exibir la campanilla de manera tan indecorosa (por no hablar de muelas cariadas y con empastes, que una es un dechado de virtudes más o menos ocultas). Así que, con su permiso, me retiro a mis aposentos (la cama, a escasos veinte centímetros de esta silla). Buenas noches y que Eru tenga a bien llenar su sueño de fantasías agradables.

Zirbêth.

HIDROPEDAL, QUIERO UN HIDROPEDAL

Esta mañana cuando salí de casa hacía sol y una temperatura estupenda. Me fuí dispuesta a pasar por la farmacia, pero demasiado tarde me di cuenta de que me había dejado la cartera en casa*. Así que, nada, me fui a leer un rato antes de entrar a trabajar. Me tocó en la planta de abajo, y me puse a ordenar del último rail de ropa nueva que quedaba. Llegan nuevos productos cada día, así que hay que ponerles perchas, la talla y la alarma y luego distribuirlos por la tienda. Apasionante, ¿verdad? Al cabo de media hora tenía un dolor de cabeza de campeonato, porque es megamareante eso de ir buscando donde van los pantalones cortos y camisetas, con tanto colorin y todo tan abarrotado. Así que, cuando la chica que estaba en la caja de descambios me ha pedido que la sustituyera un momento (menuda cara dura, media hora ha tardado), yo feliz. Estaba harta de dar vueltas cual peonza. Luego, con la ayuda de un bendito paracetamol, me he quedado allí, ordenando. Hola, me llamo Zirbêth y soy una maniática del orden. Así que yo, feliz, ordenando el área de caja, que lo he dejado como una patena, oiga. No ha habido casi clientes, así que la última hora la hemos pasado de charla amistosa, enseñándo a Denis a decir cositas prácticas en español y contándonos cotilleos. En fin, una delicia. Dentro de tres semanas estaré al borde de un ataque de nervios del aburrimiento supino. A ver si regresa Paul, el manager, y me da poderes, que así podré alternar: ordenar, gritar, ordenar, gritar.

También ha sido durante la última hora cuando la venta de paraguas ha experimentado un alza bastante impresionante. Así que, más que volver en bici, he vuelto a casa en hidropedal. He llegado completamente calada y llena de barro. Mi bici no tiene guardabarros, pero vamos, que aunque los tuviera, porque está claro que los conductores de vehículos de cuatro o más ruedas no están precisamente usando la empatía al conducir en días lluviosos. Bien pensado, nunca lo hacen. Así que he ido dejando charquitos por el suelo, he empapado la moqueta y me he metido en la lavadora. Bueno, la ropa en la lavadora** y la nena en la ducha, calentita calentita. Porque, faltaría más, la lluvia estaba helada. Para mi regocijo y alborozo, me han dicho hoy que a partir del lunes, ola de frío. Que este invierno va a ser de los más duros de los último treinta años en Inglaterra. Eru bendito, gracias por la calefacción central (que está inclída en el alquiler) y por los pantalones térmicos. A la salida del trabajo me he ido primero con Sandra y Regina a comprar leche, y las tres empapaditas haciéndonos la firme promesa de llevar de ahora en adelante siempre el chuvasquero en la mochila (también en la lavadora en estos momentos).

Así que, nada. Calentita, duchada, pegada a la estufa. Cenando queso azul y uvas. Con una cama enorme que me espera, solícita. Vamos, que si mi Calvo estuviese aquí, el día redondo. No pasa nada, a leer, que en los próximos quince días quiero dar el golpe de gracia a tres libros más, al menos. Debería escribir menos y estudiar más.

Umm. Naaaaaa.

Zirbêth

*Uf, que miedo he pasado, no la encontraba...
**Más me vale darle al botón, o ni mochila, ni uniforme, ni nada de nada para el sábado, que es cuando curro de nuevo.

jueves, octubre 14, 2004

RUTINA

Esta tarde trabajo. Entro a las tres y media y salgo a las ocho y media. Cinco horas, que rollo. Y, sin embargo, me van a sentar estupendamente. No soporto pasar allí diez horas seguidas (once), pero tampoco me gusta esto de estar metida en casa tanto rato. Ya sé, podría irme a dar una vuelta, sobre todo hoy, que hace sol (¡sol!), pero me da pereza. Había pensado en irme a leer a la calle, pero no sé, a lo peor me distraigo o el tiempo decide cambiar del todo en diez minutos. Sin embrago, tengo que salir. He de comprar leche, y unas recetas. Hoy puedo usar la bici, así que ahorraré en transporte. Ummm, que pocas ganas de tomar decisiones. De sudar, de lidiar con lo previsible. Pero tengo que salir, o no tendré nada nuevo en la mente. Aunque, bueno, a lo mejor salir tampoco me lo aporta. Pero el aire fresco (frío), esta luz pálida con pocas nubes. Sí, voy a vestirme y a dar una vuelta. Y luego, veré a Sandra y rajaremos juntas de lo vagos que son y del caos que impera en nuestras vidas profesionales. Un sorbito de rutina.

Zirbêth

EXTREMOS

Ayer hablaba con un amigo sobre los peligros de los extremos. Pensamiento extremo, sentimiento extremo, emoción extrema. ¿Son malos? No lo sé con certeza. Me parece que pueden llegar a serlo. En todo caso, son agotadores y limitan nuestra capacidad de disfrutar del resto de las facetas de la vida. Algunos dirán que estoy un tanto epicúrea últimamente. Ojalá, pero me falta mucho camino por recorrer hasta alcanzar cierta templanza. Tiendo a apasionarme hasta la ceguera, así, sin darme ni cuenta.

Zirbêth

miércoles, octubre 13, 2004

CASI AL FINAL

Estaba muerta. Me acababa de desmontar yo solita un stand entero de estúpidos accesorios en rebajas. Estaba molida y con un calor tremendo, así que me acerqué un momento a la puerta de la calle, una verja enorme que no detiene ni viento ni lluvia cuando hace falta, porque puertas, lo que se dice puertas, no hay. Suben y bajan la verja esa y eso es todo. Cuando abrimos, la suben, y así se queda todo el día, ya esté lloviendo, nevando o lo que sea. No sé como los chicos de seguridad lo aguantan. A mi me habría dado ya un jamacuco.

Pues nada, me planté junto a Juan Carlos, el de seguridad, y a respirar aire fresco un ratito. Estaba ya la verja a medio bajar, símbolo de que, aunque haya gente terminando las compras, no se puede acceder a la tienda. Un señor con pinta de currante recién escapado de la tortura diaria, nos preguntó si podía pasar un segundo. Yo le dije a Juan Carlos que sí, porque era un cliente que había compradop y pedido que le guardáramos la compra hasta última hora, que pasaría a por ella. Le dejó entrar. A continuación, dos tiarracos enormes preguntaron si podían pasar, y Juan Carlos les dijo que no. Debo aclarar que ellos habían visto entrar al otro tipo, no tan grande y blanco perdido, y que ellos dos eran negros como la noche. Insistieron, pero Juan Carlos les dijo que ya estaba cerrado. Eros argulleron que aún quedaba gente dentro y que, además, habíamos dejado entrar a otro señor antes. De verdad, está cerrado, les dijo Juan Carlos, y cuando iba a decirles el motivo concreto de que hubiese permitido el paso al tipo anterior, le interrumpieron para soltar: "It´s about that black thing, no?". "Noooo", contesté yo, mirándole entre ofendida y sorprendida. Como sería que sonrió al fin y dijo, "vale, vale, no es eso". Y entonces se dio cuenta de que le había dicho eso a un sudamericano de claros rasgos indios, a esta española que todavía conserva la piel morena del verano y descubrió a un tercero, tan negro o más que ellos. Se fueron soriendo, y yo me metí a comprobar cuantos clientes quedaban.

Zirbêth

QUIZÁS

A lo mejor no publico el cuento que estoy escribiendo en el blog. Debería buscar un concurso al que se adaptase, para el que cumpliese las bases, y presentarlo. Alguna vez debería hacerlo, ¿no?

Zirbêth

COMO UNA HORA

He tardado en escribir el anterior post más de una hora, creo. Prueba irrefutable de que pensar en pensar es una tarea para la que me faltan horas de práctica. Cuando escribo cuentos, la cosa es mucho más fluída y sencilla. Ahora, me voy a escribir uno que se me ocurrió anoche.

Zirbêth

ME OLVIDÉ

Ayer titulé el último post Savater y la buena vida y luego tuve la desfachatez de no dar razón de la segunda parte del título. Savater dice que ser humano implica ser creativo, pensar, razonar, cuanto más, mejor, sin perder mucho tiempo en mirar atrás, es decir, a lo que ya terminamos, lo ya completo y cosa. Leer, escribir, son dos de los modos de ser más humanos. Porque aprender es parte de nuestra esencia, aprendemos todo el tiempo, aunque sea más evidente y llamativo cuando somos niños por esa sorpresa extasiada con que recibimos cualquier gota de conocimiento nuevo. Pero no por crecer eso deja de ser cierto, lo que cambia, me parece a mí, es que más que sorprendernos lo que aprendemos, nos sorprende el haber aprendido algo nuevo. Como si llegada cierta edad de prescripción social, ya no pudiésemos o debiésemos aprender nada nuevo. Por favor, que estamos entre adultos, compórtese debidamente y no como un crío. Aprender a leer es la habilidad más valiosa que uno aprende de niño, aunque de poco sirve si no va acompañada del aprendizaje del placer de leer. Porque los libros son una de las fuentes de o puertas al conocimiento más completas y hermosas, las más independientes, pues una vez que aprendemos a leer, tenemos nuestra propia llave para alcanzar lo que nos interesa. Porque, como dice Savater (y más gente antes que él, no ceja de recordar este hecho a cada momento), la lectura obliga a pensar, a quien escribe para argumentar, a quien lee para reflexionar y criticar. Otros medios de aprendizaje, como las clases o la televisión, no dan tanto espacio a la reflexión, o directamente ninguno, porque están sujetas a un tiempo limitado y, en el caso de la televisión, la información suele darse más en imágenes que en palabras, es decir, de manera impactante, sin tiempo para pensar, porque enseguida se pasa a otra noticia, a otro tema. Y escribir no se puede hacer sin pensar, sin reflexionar. No creo que pase eso ni siquiera en la poesía, ni siquiera en la escritura natural, ese proceso de ir escribiendo lo primero que se te pasa por la cabeza sin pararte a pensar... Pero, ¿puede "pasarte por la cabeza" algo, realmente, sin pensarlo al menos un poco antes? Tendré que indagar sobre el tema.

Como decía, escribir es uno de los máximos exponentes de acto humano. Cuando uno coje papel y lápiz, o se sienta frente a la pantalla y el teclado, y empieza a plasmar en la blancura los trazos negros de sus recuerdos, sus anhelos, alegrías, tristezas, sueños, fantasías, realidades, inevitablemente está reflexionando, pensando, aplicando conocimientos, modificándolos a veces. Porque a veces, se sienta uno y dice, voy a contar lo que opino de x, y conforme escribimos resulta que nuestra opinión, antes tan clara, se ve cambiada, ampliada, porque no podemos evitar repensar lo ya pensado, añadiendo sin querer nuevas facetas aportadas po nuevos conocimientos y vivencias. Aunque en el papel expresemos esa idea, cabezotas o empeñados en plasmar lo ya decidido. Si es que alguna de nuestras decisiones u opiniones, puede permanecer inmutable. Me parece a mí que sólo si nos obcecamos en verlas así, como inamovibles. Pero, ¿cómo no van a cambiar ellas, si con cada día que pasa lo que vivimos nos cambia a nosotros?

Pero voy a lo de la buena vida. Darse la buena vida es fundamental, es, más o menos, nuestra meta en la vida. Y aunque aparentemente ese concepto nos arrastre a un caleidoscopio de opciones diferentes, tantas como personas en el mundo, hay una cosa que todos tenemos en común por ser humanos, sin importar sexo, étnia, edad, etc., y es que somos seres racionales, necesitamos pensar y razonar. Y cuanto más usemos el cerebro, más humanos seremos. Dado que para darse una buena vida, uno no escoje cualquier vida (no somos hormigas, ni delfines), sino la vida humana, uno ha de darse la mejor vida humana posible. No nos es suficiente comer todos los días, tener cobijo y cierta seguridad de que mañana vamos a seguir teniendo esas cosas básicas. Pedimos más, mucho más. No podemos dejar de pensar que lo que tenemos no es bastante. No importa que nos digamos a veces aquello de "me conformaría con no pasar penurias para llegar a fin de mes" (por ejemplo), porque sólo el ser humano, una vez alcanzado ese objetivo con el que pensaba se conformaría, se dedica a buscar lo mejor, más, constantemente. Es más, es justo cuando ha conseguido una meta, cuando subimos el listón de nuestros anhelos.

Por eso es tan importante leer, en parte. Para que cuando queramos más, ese más no se limite a lo que la tele dice, a lo que el consumismo (negocio que enriquece a unos cuantos mientras esclaviza a la mayoría) designa. Recordemos que la tele y los anuncios se han diseñado para impactar, no para incitar a reflexionar (mayoritariamente). Apelan a los sentidos, a la satisfación inmediata de los deseos... deseos que ellos mismos se han encargado de crear apelando a esos sentidos, otra vez. Leer vacuna contra la impulsividad de la satisfacción inmediata. Obliga a pensar, que se le va a hacer.

Razonar me resulta adictivo, incluso aunque no se me da demasiado bien. Pero me quedo hambrienta de más. Debí comprar aquel libro sobre aprender a pensar. Seguro que aprendía algo nuevo.

Zirbêth

Pd/ Por supuesto, mucho de lo que cuento son más mis propios pensamientos que lo que dice el propio Savater. Por eso no voy a dejar de insistir en que leáis vosotros sus libros, en vez de conformaros con lo que yo digo aquí.

martes, octubre 12, 2004

SAVATER Y LA BUENA VIDA

Cuando por fin he salido de trabajo y me he montado en el autobús, aunque estaba molida he abierto el libro y me he puesto a leer. Los días en que trabajo turno de diez horas (que son doce entre desplazamientos y los descansos no pagados pero obligatorios), si voy en autobús porque llueve demasiado, aprovecho los viajes para leer. A estas alturas a nadie le sorprenderá que diga que me he vuelto algo así como adicta a Savater. Caramba, Zirbêth leyendo Filosofía. "Eso es que echa de menos al Calvo", pensaréis algunos. Pero yo tengo más bien la sensación de que es ahora que estoy sola cuando todas esas lecciones de filosofía que el me fue dando al me comentarme cosas de sus estudios, cuando discutíamos, cuando charlábamos de cualquier tema, están dando fruto. Una de las mejores cosas que tiene estar con él es que aprendes muchísimo, aún cuando se sea tan mendruga como yo y tan poco aplicada.

Recuerdo nuestras conversaciones sobre la guerra en Iraq y cómo él se desesperaba con Lindatan por su irracionalidad, aunque yo no alcanzaba a entender del todo qué era eso tan irracional (bueno, algunas veces). Tal vez lo intuía, pero no sabía explicar en que radicaba esa irracionalidad y esa falta de argumentación tan grande. O cuando la irracional era yo y me perdía en arrebatos emocionales en los que nada escuchaba aunque lo oyera todo. Ojo, que no estoy diciendo que ahora pudiera seguir sus razonamientos mucho mejor, porque no tengo demasiado desarrollado el pensamiento racional, que le vamos a hacer (desarrollarlo, obviamente; en ello estoy). Pero ahora entiendo mucho mejor ciertas cosas que me decía, como que las opiniones no son respetables, son las personas la respetables. Y que una opinión hay que sustentarla con argumentaciones, con conocimientos, que sólo quienes así las dan están dispuestos a escuchar las de los demás, porque saben que las opiniones no son en sí mismas verdades, y que una argumentación basada en conocimientos que uno no posee puede arrojar una nueva luz sobre el tema en discusión y que uno llegue a cambiar de opinión. Porque eso de que verdades hay muchas no es exactamente cierto, ya que hay unas verdades más sólidas que otras, al igual que la mayor parte de las verdades no son absolutas, si no variables en la medida en que cuanto más avanza el conocimiento humano, más posible es que haya que adaptar las verdades para que sean más verdad, más reales. Savater lo explica mucho mejor que yo, obviamente.

Le leo porque escribe muy bien, porque no cae en pedanterías ni en enigmáticos vocabularios sólo para expertos en la materia, porque toma partido, es decir, opina, pero siempre argumentando. Y sin faltar el respeto a las personas, ni que decir cabe. Así que ahí sigo, aunque cuando se me acabe este libro tendré que esperar a volver a España para comprarme algún otro. Está consiguiendo este hombre que me den unas ganas enormes de leer filosofía, de estudiarla. Entre él y el Calvo van a conseguir que me vuelva loca. Filósofo = loco. ¿Es esto de estar leyendo y aprendiendo cosas de filosofía lo que hace que no me sienta sola? Bueno, y el blog.

Zirbêth