sábado, junio 30, 2007

INTERCAMBIO

- ¡Tetona!
- ¡Gilipollas!

Y ambas afirmaciones eran verdad.

Zirbêth.

miércoles, junio 27, 2007

ESO ES UNA OPERACIÓN BIKINI Y LO DEMÁS SON TONTERÍAS

Yo me quiero ir a una isla de esas perdidas en el caribe, sin nada de comer más que lo que da la tierra y eres capaz de pescar del mar. Como los supervivientes de la tele. Así, sí que adelgazaría. Vamos, por las bravas. Dos meses en mitad de la nada, sin tele, teniendo que currarme desde la comida a la cabaña para dormir, luchando contra el hambre sólo con la desesperación, todo el día a la intemperie, con esas playas paradisiacas en que nadar, ese monte que escalar en busca de cocos y mangos. Volvería hecha una amazona, morena hasta rabiar y con un cuerpazo de escándalo. Dos meses, y las grasas se irían a tomar viento y se me pondrían las carnes prietas. Yo no sé como no hay ya empresas que se dediquen a eso. Quitando lo de los mosquitos, todo me parece un plan perfecto. El aután y calcetines es lo único que echaría en falta y que, dado que no le van a enseñar a nadie mis miserias, pues bien podrían proporcionármelo. Am, y libros. Una fuente de luz eléctrica y libros, para pasar la soledad. Lo demás, tan duro como quieran. Una operación bikini como Eru manda.

Zirbêth.

domingo, junio 24, 2007

TAREAS PENDIENTES

Me falta tiempo, aunque soy consciente de que desperdicio parte del que me ha sido concedido. Es mi prerrogativa (esta palabra me encanta, la "adopté" de mis lecturas de Anne Rice). Por eso, llevo unos días sin postear en serio. Tengo que terminar la traducción del libro, y se me acaba el tiempo. Por eso, estoy posponiendo varias tareas:

- La segunda parte del post "HABLAR, CLARO... ¡PERO HABLAR CLARO!"
- Empezar la operación bikini (y más ahora que me han invitado a ir a la playa).
- Hacer algo de ejercicio.
- Quedar con amigos.
- Viajar.
- Cortarme el pelo.
- Terminar la mudanza: operación trastero.
- Continuar con Segunda piel, Cruce de caminos y Herussa.
- Hacer una escapada verde.
- Buscar trabajo estable.
- Empezar a estudiar.

En fin, no se me ocurre nada más.

Zirbêth.

sábado, junio 23, 2007

SE EQUIVOCAN

Quien quiera que traduzca para doblaje Los Simpson, se equivoca cuando usa el término badulaque como nombre genérico de la tienda de Abbu. Porque, según la RAE, badulaque es:

(Del mozár. berdolaca, y este del lat. portulāca).
1. m. Afeite compuesto de varios ingredientes, que se usaba en otro tiempo.
2. m. ant. chanfaina (guisado de bofes o livianos).
3. com. coloq. Persona necia, inconsistente. U. t. c. adj.
4. com. Ec. Persona impuntual en el cumplimiento de sus compromisos.


Es que he estado mirando varias palabras en el diccionario, de esas que Pedro me suelta de vez en cuando, fruto de su conocimiento más castizo del lenguaje. Las otras dos de hoy han sido:

Maula:
1. adj. Arg., Bol., Perú y Ur. Cobarde, despreciable. U. t. c. s.
2. f. Cosa inútil y despreciable.
3. f. Engaño o artificio encubierto.
4. f. p. us. Pedazo de tela, piel o chapa que se vende como saldo o resto de mercancías.
5. f. ant. Propina o agasajo que se daba a los criados ajenos.
6. com. coloq. Persona tramposa o mala pagadora.
7. com. coloq. Persona perezosa y mala cumplidora de sus obligaciones.

ser alguien buena ~.
1. loc. verb. coloq. Ser taimado y bellaco.

Y

Zangolotino:
(De zangolotear).
1. m. y f. coloq. niño zangolotino: m. y f. coloq. Muchacho que quiere o a quien se quiere hacer pasar por niño.

Hale, ahí queda eso.

Zirbêth.

jueves, junio 21, 2007

NADA NUEVO EN LA CIUDAD

Lo sé, llevo unos días sin escribir. Pero es que no se me ocurre nada que contar, salvo la continuación del post anterior. Y ese se está gestando, de momento. Bueno, he terminado la parte del libro correspondiente al mundo antiguo, y estoy con el medievo. Me he comprado un llavero manga violeta y hortera que es una sirenita: se me rompió hace unos meses mi llavero de Tolkien. Snif. La verdad, decir comprar es exagerar: la del chino se ha olvidado de cobrarlo (¡no, no lo he mangado!). Me he viviciado a un juego genial que me ha pasado Morwen: las aventuras de un monigote en el surrealista mundo de los monigotes. Es divertido, muy divertido.

No sé qué más contar. Bueno, sí. Sed buenos chicos y dejadme que os de una paliza. Mejor si es una paliza al día. Todo muy profesional, conste.

Zirbêth.

sábado, junio 16, 2007

HABLAR, CLARO... ¡PERO HABLAR CLARO!

¿Qué hacer si, en una cena hobbit, alguien se ha descalzado y le huelen los pies? ¿Qué hacer si a ese chico que tanto te gusta le huele el aliento? ¿Qué hacer cuando a esa chica que te has "llevado" a casa sus genitales le huelen fatal? ¿Qué hacer con esa amiga o amigo que no se lavan los dientes bien y siempre tienen restos de comida en los dientes? ¿Qué hacer con ese amigo o amiga que llega a una cita y huele que tira de espaldas? ¿Qué hacer con ese chico al que te "llevaste" a casa y descubriste que tiene problemas de erección, que la tiene rara o, sencillamente, que la tiene pequeña? ¿Qué hacer con ese amigo que es un desastre en la cama pero cree que lo sabe todo? ¿Qué hacer con esa persona a la que aprecias, que tanto insiste pero a la que tú no deseas ni remotamente? ¿Qué hacer...?

Situaciones peliagudas en las que, seguro, más de uno y más de una se ha encontrado alguna vez. Uno no sabe qué hacer, porque en temas tan personales y que tan vulnerables nos hacen sentir, parece difícil encontrar las palabras adecuadas para dar con una solución que no haga que el protagonista del problema se sienta humillado, cortado, ofendido... Pero, ¿por qué son tan peliagudas estas situaciones? Si a tu amiga se le ha corrido el maquillaje, se lo dices y tan frescas. Si tu amigo se ha puesto la camiseta del revés, se lo dices y a correr. Pero abordar cualquiera de las opciones mencionadas más arriba... Buf, qué marrón, ¿no?

Pues ahora mismo os lo digo: por PREJUICIOS. A estas alturas de la historia, hay temas que siguen siendo tabú. La higiene corporal es un ejemplo, y qué decir del sexo... Con los anuncios en televisión todo el día asegurándonos que si no olemos, vestimos, depilamos, peinamos, etc., maravillosamente nos rechazarán hasta los presidiarios; con la obligación de ser perfectos para ser normales; con el miedo al rechazo y la humillación como compañero de viaje... La verdad, no es de extrañar que la mayor parte de las veces, en situaciones como estas, nos callemos y hagamos como si no pasase nada. ¿Cómo hacer pasar a un amigo, persona querida, chico o chica que te mola, incluso conocido simpático, por un momento tan violento? ¿Y si se enfada contigo? Imagina que te lo dijesen a ti...

No, no me extraña nada que tratar de resolver estas situaciones suela acabar en un silencio disimulado. Hasta me está costando escribir esto y dudo si llegaré a publicarlo...

Pero seamos sinceros y serios, empezando por nosotros mismos. ¿Acaso no nos da apuro que nos huelan los pies o el aliento, por no hablar de las zonas llamadas íntimas? (aunque a ver cuando nos damos cuenta de que el cuerpo es el cuerpo, y que los ojos deberían ser tan íntimos como las nalgas, o las nalgas tan poco íntimas como los ojos). Pues si tanto apuro nos da, deberíamos hacer algo al respecto. ¿Nos huelen porque llevamos todo el día pateando, hemos sudado el Manzanares y no hemos podido ir a ducharnos? Eso carece de importancia y tiene fácil solución: un buen fregao, ropa limpia y a correr. ¿O la cosa es algo más complicada? A lo mejor tenemos un problema de hormonas, o nos han salido hongos. Pues al médico, de cabeza. No sólo porque no es plan hacer sufrir a los demás con nuestros olores corporales, sino porque es un problema de salud que afecta, o acabará afectando, a nuestra vida. ¿O crees que esa chica que te gusta va a desear besarte si cuando te acercas parece que pasa un camión de la basura? Déjate de acomplejarte por algo que tiene fácil solución, o complicada, pero solución al fin y al cabo. Y, por favor, que nadie me venga con que hay que aceptarse como uno es y no ser esclavos de las apariencias, las marcas cosméticas y el espejo. No me refiero al sano sudor tras jugar al fútbol, sino a la guarrada de no ducharse en días, de no usar desodorante, no lavar la ropa lo suficiente; en resumen, de no preocuparse por uno mismo. Eso no es naturalidad, es ser un guarro.

Si eres cuidadoso con esos temas, probablemente no te pase a menudo lo de que vayas por ahí odorizando al personal y, cuando así sea, sentirás cierto apuro (tampoco hay que obsesionarse). Para esos momentos, si estás en ciudad, una sugerencia: acércate a una tienda tipo El Corte de Mangas, y hazte un Jack's. ¿Y qué es un Jack's? Ejem, es echarle morro, meterse en los baños, lavarse las axilas con agua, secarse con papel higiénico o lo que haya y luego irse a la sección de perfumería y hacer uso y abuso de los probadores de la colonia que más te guste. Es una medida de emergencia. Si la cosa es muy grave, puedes comprate una camiseta baratucha y cambiarte. Yo lo he hecho algunas veces, cuando el calor estival me ha dejado echa una pena y no me quedaba más remedio que seguir en la calle aún varias horas. O después de una juerga improvisada de esas que acabas empalmando con las clases o el curro.

Dentro de lo embarazoso, lo de los olores corporales es más o menos llevadero. Casi siempre nos disculpan las circunstancias. Pero no siempre. He conocido casos de gente que olía a cloaca porque eran roñosos y decían que no lavaban la ropa porque se estropeaba y había que comprar nueva; gente que pasaba por la ducha una vez a la semana, con suerte, por (mala) costumbre familiar aprendida; que se acostumbraban a que les olieran los pies y jamás consultaron con un especialista; que no se hablan con el desodorante; gente que, en general, no son conscientes de que huelen mal, o lo son y les da igual. Si un amigo tuyo tiene un problema oloroso, a lo mejor necesita que alguien se lo diga. Un amigo mío tenía problemas de aliento, así que un día le pregunté delicadamente si estaba malo del estómago. Me dijo que no, y me preguntó que por qué lo decía. Entonces, le aclaré que le olía el aliento como a otro amigo que resultó que tenía problemas de estómago y estrés. Se puso un poco rojo, se compró unos mentolados y días más tarde me dijo que, al parecer, tenía un principio de úlcera.

Otros problemas son más peliagudos aún. Pies y axilas son zonas menos problemáticas que los genitales. Hace años, una amiga de la universidad se me echó a llorar porque su novio la había dejado. La pobre pensaba que el tío era un cabrón, porque la había dejado al poco de empezar a tener relaciones sexuales. Yo me quedé extrañada, porque él era amigo mío y no me cuadraba para nada una actitud así en él. En un rato que le pillé a solas, una, que es muy directa, le pidió explicaciones. Y mi amigo, muy apurado y tras un buen rato de evasivas, confesó: no la había dejado porque no la quisiera, sino porque cuando por fin se pusieron manos a la obra, al parecer ella olía tremendamente fuerte y mal, y lo pasó fatal. Pensó que era cosa de esa ocasión, pero tras un par de intentos más, definitivamente el asco le pudo. Era un problema al cual él no le veía solución, y pensaba si no sería igual con todos las mujeres. No la dejó por habérsela logrado llevar a la cama, sino porque le era imposible acostarse con ella.

Los genitales femeninos pueden oler mal. Ojo, que no estoy diciendo que las mujeres olamos mal en general (ya sabéis todos lo del "bacalao", y las frases despectivas que se pueden oir tipo "aquí huele a c..."), eso es un prejuicio machista y sexista como la copa de un pino. Pero sí es verdad que una mala alimentación o un problema hormonal pueden hacer que esa zona del cuerpo adquiera un olor desproporcionadamente desagradable. Exactamente igual que le puede ocurrir a un hombre. Desgraciadamente, si decirle a alguien que le huele el aliento, o los pies, es embarazoso, decirle que huele mal en la entrepierna es traumático. Para el que desprende el olor y para el que lo huele. Y, sin embargo, ¿no sería mejor decirlo? Con delicadeza, buscando el momento apropiado, siendo comprensivos (ahora es él, pero mañana puedes ser tú). Más aún si es tu pareja. Porque, si no, ¿qué haces? ¿Jorobarte y practicar sexo oral muriéndote del asco por no herir sus sentimientos? ¿Dejarle por no soportarlo? Vamos, es que incluso a un rollo eventual sería mejor decírselo. Yo querría que me lo dijeses, para solucionarlo. ¿No es mejor pasar un momento de corte y solucionar el problema, que ir espantando a todos los amantes? ¿No es mejor pasar el mal rato y que tu amiga, pareja, amante solucione su problema?

Yo creo que sí. Pero para eso hay que superar el prejuicio según el cual hablar de esas cosas no es apropiado. Siglos de silencio y mirar para otro lado, de jorobarse si el otro te olía repugnante. El lastre del pecado cristiano, del sexo silenciado en su faceta placentera. Hay que dar un paso adelante y dejar de desterrar de nuestra normalidad las llamadas zonas íntimas del cuerpo. Hay que aprender a hablar de estas cosas como lo hacemos de tantas otras, con sinceridad, sin complejos, con delicadeza y confianza.

(Continuará.)

Zirbêth.

¿DE VERDAD...

...nadie ha pillado la frikada en el título CÓDIGO MUERTE ASESINATO?

Pos vaya.

Zirbêth.

jueves, junio 14, 2007

MEMORIA INFANTIL POÉTICA

Al hilo de la canción infantil del otro día, mi madre, un par de días más tarde, mientras almorzábamos, me recitó una de las poesías que más le gustaban de pequeña.

Ayer convidé a Torcuato,
comió sopas y puchero
media pierna de cordero,
dos gazapillos y pato.
Doyle vino, y respondió:
"Dejadlo, por vuestra vida,
que hasta mitad de comida
no acostumbro a beber yo".

Nicolás Fernández de Moratín.

Y es que en casa somos de buen beber, y de mejor yantar.

Zirbêth.

DESVELADA

Normalmente, cuando tardo en coger el sueño, me pongo a leer y caigo en pocos minutos. No importa que esté hiperactivada, me duermo. A veces, incluso aunque sean las doce de la mañana, vaya en metro y de pie: me entra un sueño terrible.

Pero anoche no me pasó eso. Me acabé un libro, y me leí buena parte de otro. Pedro sonaba en la cocina cuando por fin bostecé. Los pájaros del árbol frente a mi ventana cantaban a pleno pulmón (¿cómo una cosa tan pequeña puede armar tal escándalo?) cuando se me humedecieron los ojos y empecé a ver borroso. Debían ser al menos las seis y media. Hasta mi madre estaba ya despierta. Lo mismo eran las siete, quien sabe. No quise mirar el despertador. Simplemente, me tapé la cabeza con una de las almohadas y dejé que Morfeo, pocas veces tan retrasado en su cita conmigo, me abrazase y me cubriese con los negros ropajes de la inconsciencia.

Mis sueños han sido tan agitados, que las cuatro horas y media que he dormido no me han dejado descansada. Necesito un masaje, que apaguen el brillo del sol, y que el reloj, dadivoso, me conceda otras cuatro horas sin moverse ni una pulgada en sus recorrido.

Zirbêth, alterada.

miércoles, junio 13, 2007

UN REGALO GENIAL

La vida, de vez en cuando, se tira un detalle, y hoy ha sido una de esas ocasiones. Tras dos años de búsqueda, Internet ha hecho posible que un amigo muy querido y del que nada sabía desde hace cinco años, haya dado conmigo. Voy dejando un rastro de frikismo allá por donde paso, así que al final ha dado conmigo.

Un gran regalo. De los mejores. Gracias, Luisfe, por volver a mi vida.

Zirbêth, otrora Drunna, in a galaxy far, far away.

DIETA VERDE

El doctor me ha dicho que, según los análisis, me faltan alimentos verdes en la dieta. Que comer verde una vez al mes no es ni remotamente suficiente. Así que a ver si hay suerte y puedo ponerme con la dieta en breve. Ahora mismo estoy tan liada que va a ser difícil. Por no hablar de que, la verdad, la carne de orco no es tan fácil de conseguir como pueda parecer.

Zirbêth.

CÓDIGO MUERTE ASESINATO

Sería un nombre alternativo para el libro que traduzco más que apropiado. Nunca había escrito tantas veces seguidas (ni dicho [ni hecho, por si alguien lo dudaba]) palabras como estas:

DESANGRAR
DOGOLLAR
EMPALAR
ATRAVESAR
DESPELLEJAR
ACUCHILLAR
DESMEMBRAR
CORTAR
ARRANCAR
APLASTAR
DESTROZAR
ABRIR EN CANAL
MUTILAR
DECAPITAR
AMPUTAR
TULLIR
ASESINAR
HERIR
TRITURAR
DESPACHURRAR
CERCENAR
EXTIRPAR
DESTRIPAR
MATAR
REVENTAR
...

Zirbêth.

martes, junio 12, 2007

DESCANSO

Tiene su gracia que lo que me haga necesitar descansar cuando traduzco no sea el cerebro, sino el culo.

Zirbêth, paradójica.

domingo, junio 10, 2007

ARF ARF

Ha sido duro, pero he terminado con la introducción y glosarios del dichoso libro. Ha sido tremendo, qué de vocabulario nuevo y enrevesado he tenido que sacar. La madre que lo parió (en este caso, padre, creo).

Mañana, El mundo antiguo. Por fin, texto seguido durante alguna que otra página. Las ilustraciones hacen ir muy lento, y espera que me ponga con las tablas cronológicas. Moriré, fijo.

En fin, sólo quería dejar constancia del feliz desenlace. O casi. Todavía necesito repasar lo traducido un poco más. Pero dentro de unos días, cuando no me acuerde.

Zirbêth.

sábado, junio 09, 2007

OLOR VERSUS SONIDO

Dos de los aspectos de la vida que la depresión y la ansiedad estaban haciendo que me perdiese son los olores y los sonidos. Cuando estoy mal no puedo escuchar música, prácticamente. A lo mejor tolero música no muy alta, producto del azar o la voluntad de otros, o alguna banda sonora de efectos calmantes. Pero el poder evocador de la música es más de lo que esas pobres y maltrechas pseudoneuronas mías pueden soportar. La música deja de ser placer para convertirse en fuente de dolor. No le deseo esto a (casi) nadie (casi) nunca. Menos mal que soy capaz de sobrevivir sin música.

Se ha dicho muchas veces que los hombres desean con la vista y las mujeres con el olfato (al menos yo lo he oído muchas veces...). En mi caso, es una verdad como un templo. Y no sólo porque no vea demasiado bien, que tampoco veo demasiado mal. La verdad es que oler me fascina. Pocas cosas hay tan placenteras como pasear por el campo e ir disfrutando de la fragancia de las plantas, de la tierra, el agua, el aire. El paso de las estaciones se hace real en la nariz cuando aún no son evidentes sus cambios para la vista. Y mejor no hablemos de hombres: la vista puede que me engañe, pero mi olfato es casi infalible.

Durante estos meses de enfermedad, muchas veces mi terapeuta me decía "sal a la calle y disfruta de lo que ves, de los sonidos, de los olores...". Yo era incapaz de todo ello. Por eso, imagino, fue tan impactante volver a percibir los olores ese día en que salí a dar un paseo por los jardines de Aranjuez. Me dejé arrastrar por un mar de sensaciones: el aire acariciandome el rostro, el canto de los pájaros, el intenso verde del renacimiento primaveral... Pero, sobre todo, pude volver a oler. Oler la tierra mojada por la lluvia, los troncos de los árboles, sus hojas, las flores, la calidez del aire, la colonia de mi madre, la dulzura de aquel horno de pan... Y le olí a él, mis sentidos despertados por la más intensa y afrodisiaca de las dianas. Siempre huele bien. Llevo su olor conmigo, como una segunda piel, pese a la distancia en el tiempo y el espacio.

Puedo estar sin escuchar música, sin oir las voces de los demás. Pero necesito oler el mundo.

Zirbêth.

miércoles, junio 06, 2007

CANCIÓN INFANTIL

Hay canciones, de esas que te cantan tus papis, tíos, etc., que cuando eres niño te resultan deliciosas. Esta es una de mis favoritas de cuando era peque:

Me estoy convirtiendo en una jamona,
y dentro del año que va a comenzar,
cumpliré los treinta
Dios mío que pena
Y no he conseguido poderme casar.

Chin chin pun, chin chin pun,
pun catapun.

Carta de Marcial a Enriqueta:
Querida Enriqueta, mi tío el que estaba
de notario en Ronda, murió antes de ayer,
me deja su hacienda,
con tal que me case
con mi prima Rosa la de Santander.

Chin chin pun, chin chin pun,
pun catapun.

Aquí se terminan nuestras relaciones.
Lo siento infinito dejarte tan mal.
Espero me olvides,
pues yo ya te olvido
aquí se despide tu exnovio Marcial.

Chin chin pun, chin chin pun
Pun catapun.

Carta de Enriqueta a Marcial:
Cochino, marrano, cabeza de enano,
dejarme plantada por otra mujer.
Me cago en tu padre,
y en tu mala madre
y en tu prima Rosa la de Santander.



Dejo al avezado lector descubrir qué hacía que me gustase tanto.

Zirbêth.

Pd/Mi madre, que me la ha cantado para que la copiase, dice que debería cambiar lo de "los treinta" por "cuarenta". Yo creo que mejor lo dejo como está, que no he perdido la esparanza de pillar novio/marido antes de los cuarenta...

APARTAMENTO PARA TRES

En casa, somos tres. Mi madre, Pedro, y yo. Tres solterones viviendo juntos. Incluso auunque ellos son pareja, han vivido solos bastante tiempo, así que, en muchos aspectos, son solterones. Como yo.

Vivir solo es una experiencia que todo el mundo debería probar. Cuando llevas cierto tiempo viviendo solo, acabas cogiéndole el gusto, y descubres que la soledad, esa de la que nos quejamos tan a menudo, en realidad en una estupenda compañera de piso. El silencio, que parecía opresivo, se convierte en relajante; las paredes enclaustrantes, en delicioso espacio vital. Poco a poco, te acomodas y descubres el encanto de llegar a tu casa por las tardes tras el trabajo y tirarte en el sofa, porque te apetece, o desnudarte y andar descalza mientras comes por toda la casa, te peinas donde quieres, friegas o no, según te de... Y lo de poder poner las cosas donde te de la gana, sin que nadie te discuta, sin que te critiquen, sin que venga alguien y ordene tu bien conocido caos.

Empiezas a desarrollar manías, que a ti te encantan, sin que desquicies a nadie, ni nadie te desquicie a ti tratando de eliminarlas. Los platos, ordenados por tamaño de derecha a izquierda; los libros, amontonados en columnas en los rincones más insospechados; los alimentos en la nevera según tu peculiar sentido de la necesidad; los calcetines, en su altar, cerca del de los jerseis (o no), cada uno con su correspondiente orden por colores y uso. Hasta el modo de poner los cojines o clasificar la basura, por no hablar de la libertad de tener bichos sin tener que dar explicaciones o pedir permiso (qué ganas tengo de tener gatos).

En nuestro "apartamento para tres", nos hemos juntado tres solterones, a cada cual más maniático. Mi mami, la que menos, todo hay que decirlo. Sus manías se refieren a como conseguir que todo quede armonioso y bonito a la hora de decorar, pero es bastante pasota respecto al resto de cosas. Bueno, y a dejarse ceniceros con colillas por todas partes, aunque eso no lo consideraría yo exactamente una manía.

Pedro es bastante más maniático que nosotras dos, o al menos se le nota más, porque entre sus manías está el tratar de hacerte hacer ciertas cosas como él las hace o considera que deben hacerse. Es lo que yo llamaría manías activas, las que tratan de imponerse a los demás, frente a las pasivas, que no afectan a nadie... salvo que tenga una manía contraria a la tuya. Porque. además, las manías pueden ser complementarias u opuestas. Por ejemplo, que mientras que a ti te gusta clasificar al fregar los cubiertos en el escurridor para meterlos ya ordenaditos en el cajón, al otro le encante lo de mezclarlos bien todos. Desquiciante, os lo juro.

Cuando los solterones como nosotros pasamos a vivir de nuevo arrejuntados, en el equipaje nos traemos montones de manías, mayores o menores, que han de juntarse y convivir, como si de animales domésticos se tratase. Y, como tales, a veces tienen sus desavenencias, sus encontronazos. Hay que poner buena voluntad y ser comprensivos. Y, sobre todo, no cometer el error de tratar de eliminar las manías ajenas. Mejor aceptarlas y comprenderlas.

Como dijo el sabio, "yo soy yo y... mis manías"

Zirbêth.

AL ASALTO

Cuando rescaté este invierno al segundo gato, esa pobre criaturita esmirriada y diarreosa que casi lloro al llevárselo el de la protectora (debo decir que para dárselo a su nuevo dueño), compré una bolsa enorme de comida para gatos. Bolsa que sigo teniendo en mi habitación, al lado de un saco de arena de gatos, escondidos ambos en un rincón tras el armario. Pues bien, hoy no he podido resistirme más y armada de la comida embolsada, me he subido a la escalera y he arrojado una buena ración al otro lado del muro del patio.

El efecto ha sido demoledor. En segundos, ocho enormes gatos se han lanzado contra el muro y sobre la comida, unos más aparentemente asustados que otros, con cierto grado de trifulca entre ellos, y han empezado a devorar, alzando de vez en cuando la mirada hacia mi posición en el muro, con sus ojos verdes y dorados muy abiertos controlando y sopesando cada uno de mis movimientos.

Al poco, los gatos menos fuertes y las crías se han ido acercando también. Hay dos gatos adultos, una hembra y otro que no estoy segura del género, que se ve están un poco discriminados por la manada. Están más delgados y huyen del macho dominante, el grandote rubio. Los gatos, cuando viven en comunidades grandes, tienden a comportarse como leones, llegando incluso los machos a matar a las crías de otros padres por competitividad entre ellos. Este grupo funciona así.

He contado en total cinco crías, de al menos tres camadas distintas. Asustadizas, dos de unos tres meses; tres de alrededor de mes y medio, aún torpes al andar. Me encantan. El más guapo es uno negro de enormes ojos verdes. Es uno de los discriminados.

Querría saltar el muro y hacerme amiga de todos ellos. Ganarme su confianza y poder acariciarlos, jugar con ellos. Esa casa me recuerda a Los Ogíjares.

Hay quien fuma, quien tunea coches, quien colecciona chapas. Yo, alimento a los gatos del vecino y les espío cuando no hay humanos al acecho.

Zirbëth, miiaaauuuuu.

DEMENCIA ARMAMENTÍSTICA

Dolencia que afecta principalmente a los ojos, el cerebro, la mano derecha y el culo, cuando uno se pasa diez horas frente al ordenador buscando la traducción al español de los nombres de un montón de pequeñas y cambiantes piezas de los mecanismo de las armas de fuego. Los ojos borrosos, el cerebro inservible, la mano derecha agarrotada y el culo sin circulación de la de horas sentado en esa terroríficamente incómoda silla.

Cinco páginas, sólo me quedan cinco páginas...

Zirbêth, hasta el...

lunes, junio 04, 2007

MILES DE GATOS

El patio del piso nuevo (ya debería decir nuestro piso) colinda con un enorme patio interior de una casa antigua. Una casa que está habitada en parte, pero con la mayor parte de su espacio en estado de, mmmm, apuntalamiento. Y está llena de gatos. De momento, he identificado nueve diferentes. La mayoría son familia, y se nota en los ojazos verdes que comparten. Uno rubio claro rayado, dos grises también rayados, el más joven más claro, una hembra de manchas negras y blancas, otra de pelo largo negra y naranja, otra de rayas y blanca, tipo antifaz, con su cría de unos dos meses, también de rayas grises, pero más claras y tirando a naranjas, otro negro... Me dejo uno, que seguramente será a rayas también, y gris.

Tengo las escaleras en el patio. Así, me puedo subir y verles mientras toman el sol, se pelean, dormitan y, sobre todo, me observan fijamente tratando de dilucidar si soy o no una amenaza. Me encanta oirles cantar, conversar, buscarse, zurrarse. Me gusta descubrirlos subidos a los tejados y al enorme árbol cuyas ramas caen casi dentro de mi patio. Ver un gato siempre me ha sido más placentero que ningún cuadro. Siempre me ha gustado más la naturaleza que la obra del hombre. Y si se trata de gatos, es que no me canso: mirarlos, acariciarlos, abrazarlos, manosearlos, jugar con ellos. En Egipto lo hubiese tenido claro. Si pudiese, acariciaría un tigre. Y una pantera, un leopardo, un gato montés... Que Drunna sea una mujer gato no es casualidad.

Tanto escucharles, día y noche, ha hecho que sueñe con ellos casi a diario. A veces, sueño ser uno de ellos, o que hay uno o dos rondando por la escena. Otras noches, sueño que he de rescatarlos, o de elegir uno. Esta noche, cientos de gatos dormían en cajas en la playa, los adultos por un lado, las crías, ¡qué preciosas!, por otro. No sabía por cual decidirme.

Adoro los gatos. A rachas, hasta me obsesionan. Me parecen majestuosos en sus movimientos. Me encanta lo independientes que son: abandona un perro, y se morirá; un gato siempre sobrevive. Son domésticos, pero permanecen salvajes. Cazar es instintivo, natural, y no importa que les des de comer, siguen cazando (aunque no se coman su presa). Son cariñosos y se preocupan por ti: mi gato Tito trataba de impedirme que saliese de casa cuando llovía fuerte, de pequeña, y cuando mi madre se quedó embarazada de mi hermana, la protegía y le traía piezas que cazaba, ofreciéndoselas. Pero no maltrates a un gato, porque no se dejará. Puedes pegar a tu perro, y te seguirá mirando embobado: un gato jamás te dejará ir tan lejos. Una cosa es que te quiera, te cuide y te proteja, y otra la sumisión al humano. Con un gato se establece una relación más equilibrada, como entre iguales. Has de ganarte su afecto y respetarle. Es cierto que es difícil que aprendan cosas como que no han de sacarse las uñas en el sofa, y que los adornos no son juguetes que tirar de la estantería a ver como se rompen, pero no hay que ir recogiendo su caca recién hecha con una bolsa por la calle y se mantienen limpios solos. Como animal de compañía, son muy parecidos a los perros, pero huelen mejor y son más manejables (salvo excepciones como la gata de diecisiete kilos de mi tía). Son estupendos para calentarte en invierno, saben cuando estás triste y vienen a consolarte, te regañan si no pasas la noche con ellos en casa o te vas de viaje, te contestan cuando les hablas (aprenden incluso a decir mamá); no importa lo viejos que sean, siempre son elásticos, flexibles, juguetones y muy suaves; si les haces alguna perrería (nótese que nadie dice gaterías) ten por seguro que te la devolverán, pero si les das mimo y cariños, también te los devolverán con creces. Y, am, no hay que sacarlos para que hagan sus cositas.

Se nota que echo de menos tener gato, ¿verdad? Qué ganas tengo de volver a ser independiente para poder tener un par de preciosos gatitos, a ser posoble grises.

Zirbêth, pensando en Tito (siamés), Mimo (gris y blanca), Perceval (gris y blanco), Merlín (rubio a rayas) y Selune (negra), y en todos los otros gatos de su vida: Julie y toda su progenie, Hércules, Chula, Merlín, Bruji, Arístides y su hermana, Arturo, Corven, las hermanas Lilu, Clarice, y los dos huérfanos que rescaté este invierno.

domingo, junio 03, 2007

RAFA

Mi mejor amigo desde los quince años se llama Rafa. Le conocí cuando viví en Córdoba. Nos trasladamos allí desde El Puerto, cosa que me sentó como una patada en los higadillos, porque todos mis amigos, mi vida, estaba allí. Tímida y retraída como era en esa horrible adolescencia, mi madre, a través de una compañera de trabajo, me metió en los Scouts.

Tras unas pocas reuniones, que apenas recuerdo, pero que seguro pasé calladita en un rincón, porque a mi timidez había que sumar que los componentes de la unidad esculta eran una panda de locos divertidísimos que hacían de las reuniones una acto cacofónico y desternillante... Tras unas pocas reuniones, llegó la primera acampada: Alcolea. Fue una acampada de grupo y mi grupo, el Azahara, era bastante grande, el segundo más numeroso tras el San Jorge (si no recuerdo mal), con quienes estábamos en perpetua competición en todo.

Supongo que por ser mi primera acampada scout, la recuerdo bastante bien. Pero también la recuerdo porque fue cuando conocí a Rafa. El grupo (con niños de cino a seis años a jóvenes de dieciocho, más el nutrido grupo de monitores) atravesaba con relativo sigilo unos campos cercados llenos de vacas. No recuerdo porque pasamos por allí, aunque es posible que fuese por no dar un enorme rodeo tan cargados como íbamos, o lo mismo es que no había otra forma de llegar al lugar de acampada. Pero vamos, las vacas son asustadizas y se apartaban a nuestro paso, mirándonos entre curiosas y desconfiadas. Poco a poco, avanzábamos por aquel precioso campo de otoño, entre el verdor de la hierba y las moñigas marronaceas de las reses, cuando, al pasar junto a un hermoso tocón, uno de mis compañeros de unidad se paró, lo miró, y se subió en él. Era un chico con abundante pelo negro, ojos vivos oscuros, algo llenito y con descarado desparpajo. Muy serio, nos miró a todos, miró a las vacas, y alzando la voz y los brazos, exclamó "¡Hermanas vacas!", y se dedicó a arengar a las vacas a voz en grito.

Yo le miré con cara de alucine, incluso me paré a escucharle. Lástima que la reacción casi inmediata de las vacas borrase de mi memoria sus, sin duda, inspiradas palabras. Esos normalmente pacíficos animales empezaron a moverse, agrupándose, y en pocos minutos su habitual rumiar estático se convirtió en trotecillo, que pasó en breve a trote decidido y de clara dirección: nosotros. Así que todo el grupo, arengador incluído, se vio forzado a correr todo lo que se puede correr con niños de seis años, con mochilas cargadas hasta arriba, tiendas de campaña, bártulos de cocina, herramientas, botiquines, etc., etc., etc. Cuando el último de nosotros saltó la valla que daba fin al cercado y ponía la necesaria barrera entre las vacas cabreadas y nosotros... pues no recuerdo que pasó, porque estaba muy ocupada recuperando el aliento. Espero que se comiera una buena bronca. La madre que le parió.

Un rato más tarde, alcanzamos el lugar previsto para la acampada. Nos paramos todos a descansar un rato y contemplar con deleite el paisaje. La carrera me había dado sed, así que dejé la mochila apoyada en un árbol y me incliné para desenganchar la cantimplora. En ello estaba cuando alguien me propinó un puntapié (suave, sin mala leche) en todo el trasero, haciéndome caer sobre la mochila de manera bastante cómica. Cuando me giré para ver quien había sido, allí estaba el arengador oficial de vacas del grupo, desternillándose de risa, y balbuceando entre las carcajadas algo así como "es que me lo has puesto a huevo". Me quedé muda (os recuerdo que por aquel entonces era muy tímida), le debí mirar iracunda, y poco más.

Horas más tarde, le encontré cavando un largo surco ladera abajo, que después (creo recordar) forró con papel de aluminio, rellenó de algodón y roció con una sustancia inflamable. A ese surco siguieron otros, que se unían como colas de cometa a uno sólo, que seguía su curso hasta llegar al montón de madera y ramas secas que serían el fuego de campamento. Cuando, esa misma noche, prendieron el fuego y lo vi bajando por la ladera, quedé fascinada, y aprendí que, además del de "arengador de vacas", tenía el título de "pirómano oficial".

La acampada tuvo otros mil momentos mágicos que recuerdo como si hubiesen ocurrido ayer, y que tal vez cuente en otra ocasión. Pero de toda ella, me quedo con estas dos anécdotas, porque son los primeros recuerdos nítidos que tengo de mi mejor amigo, con quien tantos momentos, buenos y malos, he compartido. Porque es un bruto, y un gamberro, y me ha tomado el pelo más veces de las que puedo recordar, pero también sé que es una de las personas que más me quieren de este mundo, y a las que más quiero yo.

Rafa: me acuerdo de Córdoba, de los amigos que allí dejé (hoy he descubierto que Miguelo es profesor universitario), del olor a azahar en primavera (qué recuperé para mi memoria cuando fui a tu boda), de los scouts, del Góngora, el Antro, la casa de tus padres, las calles llenas de cacas de perro, el calor aplastante en verano, las reuniones, la juergas, las "latas de callos", tus piropos, aquel paseo durante "nuestra semana" y los botones automáticos de tu camisa vaquera, subir al Brillante, las matrículas de coche, aquel bar megafacha, la feria, el parque de la Victoria, los tres pisos de escaleras de mi casa, tu número de telefono grabado para siempre en mi memoria, las cartas a la mili...

Que no hable aquí de ello no significa que lo haya olvidado.

Zirbêth.

viernes, junio 01, 2007

¡¡¡TACHAAAAN!!!

Increible. Apenas he estado una hora sin conexión. No me lo puedo creer.

Cosa tan inaudita (que una teleoperadora te instale teléfono y conexión a Internet a la primera y sin hacerte esperar semanas) debe significar que he agotado mi punto de fuerza, mis tiradas de suerte, la benignidad del master y el despiste de Murphy, todo junto, en esta jugada. Por lo que ya me puedo olvidar de que me toque la lotería, de encontrar trabajo decente, aprobar todos los exámenes, de encontrar un buen hombre que me quiera y me tenga como una reina, etc., en al menos un año (aún me queda optimismo, ya véis). Los hados seguramente me han sonreído hoy... y ya no lo volverán a hacer hasta que se les olvide. Si es que se les olvida.

O eso, o se van a cobrar el "favor" de algún modo siniestro y doloroso. Ay, ay, ay...

Zirbêth.

Pd/El instalador era efeylita, rolero, friki perdido XDDDDDD

DEMASIADO DORMIDA

Pensaba aprovechar estos últimos momentos de conexión antes del ciberexilio para escribir algo, pero estoy demasiado dormida. Creo que voy a desmontar el circo y a llevárme mis bártulos a la nueva casa. Nos vemos en ¿unos días?

Zirbêth, con la mandíbula al borde del descoyunte, de tanto bostezar.